Basura celeste: Kwame Dawes, himnos para el ojo del corazón
Por Ricardo Solís
Profundamente influido por una triple tradición de muy poblada raíz, la poesía de Kwame Dawes (Ghana, 1962) se nutre no sólo de la fusión de las lenguas francesa e inglesa con variaciones dialectales africanas y del patois resultante, abreva en los ritmos originarios de su infancia africana y atiende lo mismo al paisaje isleño del Caribe como a la temperatura ética y moral de los Estados Unidos, donde ha estudiado e impartido clases (la mayor parte de su vida la pasó en Jamaica).
Lo anterior podrá ser percibido por quien se acerque al libro Vuelo y otros poemas (Valparaíso México/ Circulo de Poesía/ ISSSTE, 2017), una antología que recoge una ilustrativa muestra del trabajo de Dawes bajo la traducción de Gustavo Osorio de Ita, quien también firma el texto introductorio del volumen donde se hace hincapié en la complejidad del ritmo en que se sostiene la poesía del afrocaribeño.
Ahora bien, si se trata de apuntar particularidades en este sonoro entramado que es su obra, bastaría referir que Dawes es autor de Bob Marley: Lyrical Genius (2007), un amplio estudio sobre las canciones del jamaicano que evidencia su “compromiso espiritual, intelectual y emocional” con la música reggae; asimismo, en más de uno de estos poemas se aprecia –directa o indirectamente– el peso descomunal que representa para el poeta la figura de Derek Walcott, una especie de patrón tutelar, aquel autor que da cuenta en su obra, poética o pictórica, de cómo se puede “escuchar la forma de un paisaje /en el gemido del viento contra la fronda /de pan de frutas”.
Con todo, el trabajo literario de este singular escritor no sólo hace de su canto una forma contemporánea del salmo que refiere la cotidiana sombra de la naturaleza y el contacto humano, incluye de igual modo la reflexión sociopolítica que, como otros tantos elementos evocados, apenas permite que se note, a pesar de su concreta plenitud: “El corazón es mi ojo asomándose en nuestros pasados colectivos /y, encontrando ese antiguo santuario en alguna choza maltrecha, /halándome. Llego hecha una extraña. Llego muerta. El sueño nunca llega fácilmente, pues los árboles del santuario de la montaña /crujen sus himnos, llamándome para que vuelva, llamándome para que vuelva”.
Para decirlo de otra forma, en poco más de doce títulos, el tono poético de Dawes avanza y se amplía en riqueza evocativa, en una expresión que se fortifica por su tono de autenticidad, por una clara fusión en la que los vocablos son animados por los objetos nombrados, por la aguda (pero sencilla) descripción con la que sus personajes –entre ellos, ya se ha dicho, Derek Walcott– no abandonan su sesgo narrativo, pero consiguen intensificar sus poderes de atracción.
Vuelo y otros poemas es, sin duda, un dispensario múltiple en el que todo lector sabrá reconocer y aprovechar las virtudes de una traducción que, a consciencia, acerca progresivamente un verso cuya respiración se prolonga para decantar su efectividad; y, por otra parte, nunca tendrá desperdicio encontrarse con un escritor que sabe que el poeta “conoce su propia /monstruosidad: la vanidad de las canciones /en un mundo atestado de moribundos”.
Ricardo Solís (Navojoa, Sonora, 1970). Realizó estudios de Derecho y Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora. Ha colaborado en distintos medios locales y nacionales. Ganador de diferentes premios nacionales de poesía y autor de algunos poemarios. Fue reportero de la sección Cultura para La Jornada Jalisco y El Informador. Actualmente trabaja para el gobierno municipal de Zapopan.
excelente reseña