Basura celeste: La intensidad delirante de Felipe Polleri
Por Ricardo Solís
Muy lejos del sentimentalismo y la prosa tibia que todo lo estandariza, en el volumen La inocencia y Gran ensayo sobre Baudelaire (Tusquets Editores, 2015), el autor uruguayo Felipe Polleri (Montevideo, 1953) reúne dos novelas breves –publicadas en 2012 y 2006, respectivamente– cuya marca principal es la virulencia verbal pero, también, voces que honran su demencia (aparente o no) gracias a una marcada intensidad descriptiva, insistente y delirante, así como la capacidad de crear y cuestionar a un tiempo los diferentes niveles de percepción que se superponen y evaden cualquier calificativo.
Polleri, como saben algunos, fue parte integral del grupo conocido como “Los raros” –al lado de su amigo Mario Levrero– y se le considera el exponente más destacado de lo que han llamado “literatura acorralada”; más allá de dichos cercos clasificatorios, habría que conceder a su obra (que cuenta más de una decena de títulos) la posesión de un estilo verdaderamente original que no desdeña ni la violencia ni el humor.
Primero que nada, en La inocencia, el uruguayo nos coloca ante la lectura de unas memorias “no malas sino malvadas” que, además, persiguen exhibir la historia verdadera de alguien que ha sido víctima de su familia, un “loco” que escribe desde la edad madura pero retrae su perspectiva para contarnos los eventos de una infancia marcada por el desprecio de la madre, la mediocridad del padre y las marcadas diferencias entre él y sus hermanos; en estos términos, la apariencia lo contamina todo y aflora un desprecio que despoja de sus máscaras a los personajes.
Ahora, Polleri no sólo da cuenta de las contradicciones y desigualdades que se dan entre diferentes habitantes de un mismo barrio, es capaz por igual de brindar un bosquejo de panorama social, si se quiere, en el que la doble moral, la miseria y la banalidad son desnudadas por la incisiva –aunque demencial– mirada de un protagonista del que no estamos nunca seguros de si se trata de un asesino confeso o apenas alguien que mezcla sin pudores la realidad con el sueño.
Por otra parte, en Gran ensayo sobre Baudelaire, a pesar de que algunos hitos en la biografía del enorme poeta francés del siglo XIX sirven de pretexto para ofrecer un fresco disparatado e hilarante, lo cierto es que antes que todo es el relato del autor de esa misma novela, un escritor acosado por las consecuencias insospechadas de su arte y la incompetente persecución a la que lo someten, mientras evade el contacto amoroso y se sumerge cada vez más en lo que, suponemos, es la sustancia primordial de lo que ha escrito.
En esta breve novela, los sucesos se presentan entretejidos en una sucesión que no establece límites precisos; el lenguaje se torna incisivo y la repetición es la herramienta con la que se hace hincapié en aquello que intenta probar el error de los críticos tradicionales y “rescatar” (de alguna manera) la imagen del poeta revolucionario al que se busca presentar como una persona convencional sin serlo (para lo cual, el entorno se llena de amigos traicioneros, torpes conspiradores, una Jeanne Duval que es una enana o un ventrílocuo que repite con su muñeco los ademanes del poeta).
Para finalizar, hay que aclarar que Felipe Polleri no es sino un artista de la palabra para quien la escritura es un territorio y una oportunidad para “jugarse la vida”, esto es, algo que no deja de estar vivo y que significa más que un mero oficio; así, en un panorama literario continental que no presenta demasiadas “sorpresas” a sus (cada vez más pocos) lectores, acercarse a los libros del uruguayo está muy lejos de ser una mala idea.
Ricardo Solís (Navojoa, Sonora, 1970). Realizó estudios de Derecho y Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora. Ha colaborado en distintos medios locales y nacionales. Ganador de diferentes premios nacionales de poesía y autor de algunos poemarios. Fue reportero de la sección Cultura para La Jornada Jalisco y El Informador. Actualmente trabaja para el gobierno municipal de Zapopan.
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