Basura celeste: La novela atípica de Fernando Iwasaki

Por Ricardo Solís
Aunque fue publicada por vez primera en España hace dos décadas, la atípica novela Libro de mal amor (Cal y Arena, 2011), del escritor de origen peruano Fernando Iwasaki, se puede conseguir en nuestro país y, por más de un motivo, su lectura es recomendable sin remordimientos pues, notablemente, el narrador no sólo establece un diálogo constante con el clásico de nuestra lengua escrito por el afamado clérigo de Hita sino, además, presenta altas dosis de humor y habilidad léxica en cada uno de los apartados –¿cuentos? ¿capítulos? ¿secciones?– que conforman un volumen breve, manejable y cómodo.

De este modo, la edición mexicana contiene un prólogo escrito ex profeso por el autor para la reimpresión de este texto tan divertido como incómodo, es decir, por lo que respecta a su determinación genérica (Iwasaki jamás ha tenido problema con llamar “novela” a este conjunto de breves escritos que se alinean en sucesión temporal, de acuerdo con su “historia sentimental”) que, después de todo, resulta innecesaria; la prosa es nítida, fluida y amena, una combinación poco frecuente entre los narradores contemporáneos en nuestra lengua.

Con una educación formal ligada a la historiografía, Iwasaki ha incursionado con éxito en el ámbito de la literatura, un campo donde no sólo ha escrito narrativa sino, también, ensayo y cuento, además de ser co-autor de dos antologías más o menos recientes que revisan el panorama novelístico en el orbe hispano (una de las cuales fue elaborada en colaboración con el venezolano Gustavo Guerrero, para publicarse en la prestigiada editorial francesa Gallimard).

Pero, aunque cuente casi veinte años de edad, acercarse como lector a este Libro de mal amor puede convertirse en una circunstancia afortunada porque además de ser (en buena medida) un homenaje a nuestra cultura literaria, esta serie de historias se conectan para conformar un alegato a favor del humor –como actitud y, asimismo, elemento narrativo– ante el desengaño amoroso del cual, por otra parte, siempre hay algo que aprender.

Asimismo, si fuera poco lo estimulante que resulta recorrer estos relatos como si se tratara de acontecimientos “padecidos” por uno mismo, Iwasaki no baja la guardia en términos estilísticos; al lado del juego inteligente de palabras y la serie de sustratos con que una historia sencilla consigue relacionarse con otras y acrecentar su grado de interés, campean las referencias a varios de sus autores caros (desde Borges, pasando por Nabokov, hasta Proust), donde guarda especial sitio –por supuesto– el Arcipreste de Hita, cuyas citas encabezan cada uno de los apartados de este, en apariencia, “sorpresivo” libro (porque, claro, el escritor peruano no es ningún desconocido para quienes gustan de la narrativa contemporánea en español).

En Libro de mal amor, por eso, no será infrecuente encontrar el propio retrato, delineado por las experiencias del infortunio amatorio; en este sentido, lo que hace Iwasaki es tomar un tópico tradicional –tan viejo como el texto de donde el libro toma su nombre, que data del siglo XIII– y renovarlo ante los ojos de nuevas generaciones que, por cierto, no tendrán problema alguno para su lectura ya que, en adecuadas notas a pie, se va aclarando cualquier vocablo o “peruanismo” que encuentren en el texto. Por ello y por más habría que agradecer una “novela” de estas características.

Ricardo Solís (Navojoa, Sonora, 1970). Realizó estudios de Derecho y Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora. Ha colaborado en distintos medios locales y nacionales. Ganador de diferentes premios nacionales de poesía y autor de algunos poemarios. Fue reportero de la sección Cultura para La Jornada Jalisco y El Informador. Actualmente trabaja para el gobierno municipal de Zapopan.

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