Basura celeste: Un libro con buena fortuna
Por Ricardo Solís
Conocido y celebrado entre sus lectores en lengua española, uno de los libros de cuentos más notables del escritor israelí Etgar Keret es Un hombre sin cabeza (Sexto Piso, 2010), título que agrupa 34 relatos breves con los que este narrador, guionista de cine y realizador de cortometrajes, nativo de Tel Aviv, regresa al género breve para probar sus habilidades y confirmar por qué es, en la actualidad, uno de los autores más importantes de su país a nivel internacional.
Después del óptimo recibimiento que la crítica otorgó a sus anteriores traducciones publicadas en México, Pizzería kamikaze y otros relatos (2009) y el celebrado volumen Extrañando a Kissinger (2008), a los que pueden sumarse otros libros suyos que en España aparecieron primero, esto es, La chica sobre la nevera y otros relatos (2006) y Papá escapó con el circo (2005), Keret entrega en Un hombre sin cabeza una serie de historias cortas que, en su diversidad, mantienen la mirada desencantada, la prosa escueta y los conflictos situacionales (cercanos al disparate) que caracterizan su trabajo; lo mismo que, por supuesto, el humor, pleno de negrura y sarcasmo, piedra angular del atractivo que muchos encuentran en su escritura.
Con todo, para algunos críticos o reseñistas, parece que no basta con el “encanto” que puede producir un cuento o, por otra parte, que el éxito es motivo suficiente para tornar “sospechoso” a un narrador que, sin dejar de lado la precisión y la efectividad, ofrece una impresión de desenfado y tratamiento ligero de los eventos que relata y es capaz de encontrar un giro inesperado o infrecuente en algún momento de sus historias.
Además, podríamos otorgar a Keret otro punto a su favor, ya que de su “celebridad” no es culpable; es decir, no siendo precisamente joven ni un autor que pueda considerarse “maduro” (nació en 1967), este escritor ha puesto de nuevo los ojos de los traductores en la tradición literaria israelí que, por lo menos en español o en inglés, podría juzgarse como una que ha vivido mejores días y tenido en el pasado nombres de insoslayable prestigio, entre los cuales bastaría recordar (entre los más recientes) a Amos Oz, A. B. Yehoshua o Aharon Appelfeld.
Por supuesto, existen más autores, pero el reconocimiento en el extranjero corresponde hoy día a Keret, lo que quizá se deba también a las cintas o cortometrajes basados en sus relatos, pero no se le podría negar que, asimismo, en sus cuentos conviven personajes de múltiples orígenes, generaciones, oficios, involucrados siempre en una dinámica que singulariza sus acciones, desde el típico encuentro con un taxista hasta el descubrir un cadáver decapitado mientras se juega futbol en una escuela.
Finalmente, en Un hombre sin cabeza resulta benéfico también que la brevedad de los relatos permita su lectura de una manera ágil, sin menoscabo del probable interés que despierten (o no). Keret es, sin cortapisas, un auténtico relator a quien la imaginación ha otorgado confianza y prodigalidad, desde lo sencillo que puebla la vida común (con sus hechos y objetos), sin descuidar el ingenio que, desde el lenguaje, hace de las suyas con frecuencia (por fortuna).
Ricardo Solís (Navojoa, Sonora, 1970). Realizó estudios de Derecho y Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora. Ha colaborado en distintos medios locales y nacionales. Ganador de diferentes premios nacionales de poesía y autor de algunos poemarios. Fue reportero de la sección Cultura para La Jornada Jalisco y El Informador. Actualmente trabaja para el gobierno municipal de Zapopan.