Basura celeste: Una historia para no salir ilesos






Por Ricardo Solís
La novela –si es que así debemos llamarla– Di su nombre (Sexto Piso, 2012), del narrador y periodista estadunidense Francisco Goldman, fue considerada por muchos como una de las mejores publicaciones en el año de su lanzamiento editorial y, más allá de sus contenidos temáticos, significa una apreciable lección de escritura pues consigue evadir la complejidad formal “visible” y se muestra como un compendio del sufrimiento, sus consecuencias y la dolorosa honestidad con que se encara, necesariamente, una pieza artística que combina la ausencia de pretensión con la carga (precisa y ardorosa) de una soledad inevitable.
De este modo, la novela –que obtuvo el Prix Fèmina en Italia al mejor libro traducido de otra lengua poco antes de editarse en español– refiere en buena medida a quien fuera la esposa de Goldman de 2005 a 2007, la escritora mexicana Aura Estrada, quien falleció víctima de un accidente en una playa de Oaxaca; la cuestión, para el autor, no estriba solamente en una evocación de la pareja (cuyo pausado retrato es uno de los más minuciosos y atractivos de la literatura reciente en cualquier idioma), sus circunstancias y desarrollo personal, sino también su propia evolución de cara a su encuentro con la mujer de quien habría de enamorarse y que marcaría su existencia para siempre.
En estos términos, esta novela es una historia de enorme dureza pero, también, de encanto y seducción; ambos personajes –Goldman y Estrada puestos sujetos a revisión por el propio autor– no se nos develan a la vista en una secuencia que obedezca al orden cronológico sino, más bien, a la línea arbitraria de eventos que se desencadenan tras la muerte de Estrada y que, por ende, activan los mecanismos de una memoria que va de un recuerdo a otro mientras añade, vez con vez, un nuevo trazo a la compleja figura de la mexicana (y de él mismo, por supuesto).
Así, un libro que bien pudo caer en las redes de la sensiblería arbitraria o la referencia lacrimosa, queda ante todo como un testimonio emotivo que se sabe en deuda con la perspectiva crítica, que respeta la memoria y sus demonios, que encara con decisión y no poca valentía ese difícil enfrentamiento que significa lidiar con la ausencia irremediable de alguien decisivo para nuestra vida; por ello, una historia que bien pudo ser fallida se convierte –de manera asombrosa– en un largo y detenido relato que nos compromete como lectores a nivel emocional, ético e intelectivo (esto, claro, no sólo hace admirable esta novela sino que la convierte en una de las más notables durante la pasada década, que no es decir poco).
Con todo, es probable que algunos lectores se acerquen a las casi 500 páginas de Di su nombre con poca voluntad, puesto que no se trata de un libro de sencilla lectura, pero ya sería riesgo de cada cual desperdiciar la experiencia que significa adentrarse en esta forma infrecuente del testimonio a la manera del novelista –cuyas licencias de ficción lo cargan asimismo de responsabilidades– y como personaje. Francisco Goldman ha escrito una historia memorable que no dejará indemne a quien asuma la aventura de leerla (no son de otro tipo los textos que de verdad valen la pena).
Ricardo Solís (Navojoa, Sonora, 1970). Realizó estudios de Derecho y Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora. Ha colaborado en distintos medios locales y nacionales. Ganador de diferentes premios nacionales de poesía y autor de algunos poemarios. Fue reportero de la sección Cultura para La Jornada Jalisco y El Informador. Actualmente trabaja para el gobierno municipal de Zapopan.





