El gran conversador: etiqueta para una charla satisfactoria
Por: Malasuerte
El día de hoy leí un artículo de Carly Ledbetter, de The Huffington Post, el cual trata de un tema que me resulta terriblemente familiar, y que estoy seguro que todo lector podrá identificarse.
¿Alguna vez has estado en una conversación en la cual, después de un rato de estar hablando alguien (o todos) aprovechan la menor pausa que haces para interrumpir?
De acuerdo, a un artículo del Harvard Business Review, es porque probablemente has estado hablando por mucho tiempo, sin prestar atención a la “Regla del semáforo”.
Marty Nemko, creador de la regla, dice que tienes alrededor de un minuto para exponer tu punto y dar oportunidad a alguien más de continuar la conversación.
REGLA DEL SEMÁFORO:
• Durante los primeros 30 segundos de tu argumento, tu luz está en verde: tu interlocutor probablemente esté prestando atención.
• Los próximos 30 segundos tu luz es amarilla, tu interlocutor puede empezar a desear que termines.
• Después del minuto tu luz está en rojo: Sí, en raras ocasiones amerita pasarse la luz en rojo, cuando tu interlocutor está obviamente interesado en tu argumento.
Por supuesto, hay buenos/malos conversadores, tanto el que habla como el que escucha. ¿Cuántas veces, al estar hablando de algún tema, te das cuenta que la persona (o personas) con la que conversas sólo espera a que hagas una pausa para comenzar a hablar de sí mism@ y aprovecha el tiempo en el que estás hablando para pensar en lo que va a decir?
Según Harvard Business Review, cuando empiezas a hablar de ti mismo, tu cuerpo empieza a liberar dopamina, también conocida como la “hormona del placer“, lo cual explicaría muchas cosas (la imagen de varias personas me viene a la mente).
En lo personal, me considero un buen escucha, pero si eres del tipo más bien parlanchín, tantéale el agua a los camotes: si al llevar diez minutos de hablar como merolico, te percatas de que tu audiencia empieza a bizquear los ojos o a tuitear en su celular, tal vez deberías considerar pagar las cheves… mínimo.
Salud!
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