jueves, noviembre 21, 2024
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Opinión: La pavimentación de Hermosillo o las Fiestas del Pitic, el falso dilema

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Por Mario Aníbal Bravo Peregrina
La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana de INEGI destaca la insatisfacción ciudadana en temas urbanos relacionados con el espacio público, específicamente con las condiciones de las vialidades, al igual que con el desempeño por parte de las autoridades ante estos temas.

Según los datos publicados por INEGI el 2019, el problema con el que más se identifica los ciudadanos mexicanos, con un con un 98.7% de la población, son los baches en calles y avenidas de su ciudad. De 70 ciudades encuestadas, dos ciudades de Sonora, Hermosillo y Nogales, muestran los índices más altos de insatisfacción con el 95.2% y 94.0% respectivamente.

Si bien el problema que mayormente identificamos los mexicanos en nuestras ciudades son los baches en calles y avenidas, en Sonora, este es el motivo de mayor molestia para la ciudadanía.

En Sonora, y particularmente en Hermosillo vivimos uno de los momentos más críticos en cuanto a infraestructura vial se refiere. Hace unos meses, en Hermosillo, un ciudadano murió al caer en un socavón provocado por el mal estado del drenaje y, por consiguiente, de la pavimentación.

Es claro que tenemos que tomar las acciones para cuidar y rehabilitar las calles y arterias por las cuales transitan miles de vehículos diariamente. La atención que se presta a la reparación de daños y a la solución de problemas viales de fondo es insuficiente o mejor dicho escasa.

Es en este contexto fue que a inicios de año se lanzó en redes sociales la solicitud de un ciudadano para que el dinero destinado a las Fiestas del Pitic se utilizara en pavimentación. Su petición iniciaba diciendo “Queremos que el dinero que se invierte (o más bien se tira) en este tipo de eventos sea destinado a reparar las calles de la ciudad, creemos que reparar las calles es prioridad en este momento”. Al momento de escribir estas líneas, dicha petición contaba con 18,847 firmas, se compartió cientos de veces y genero un amplio debate en redes sociales e incluso en los medios tradicionales de comunicación.

Los simpatizantes de esta propuesta, empleaban una serie de argumentos en contra de la fiesta del Pitic, como el hecho de que los asistentes están más motivados por el alcohol que por la cultura, que las fiestas se convierten en cantinas a gran escala, el pago millonario a artistas foráneos, pero principalmente reclamaban la atención de las calles como prioridad sobre cualquier otro tema.

Del otro lado del debate aparecieron los defensores de las fiestas, manifestando la necesidad de la educación y la culturales como factor de cambio social, señalando que este tipo de eventos son necesarios para generar espacio público y activar una ciudadanía más participativa, entre otros argumentos con los que podría estar de acuerdo, pero ese no es el tema que me interesa desarrollar aquí.

Esas dos posturas fueron las que generaron el debate; cancelación de las fiestas del Pitic para utilizar su presupuesto en pavimentación contra quienes se negaban a modificar el destino de dicho presupuesto por considerar que la cultura y dichas fiestas en particular, son más importantes que tapar los baches de la ciudad, como si se estuviera quitando a la pavimentación el dinero utilizado en las fiestas del Pitic, con lo que se generó una percepción de que se tenía que elegir entre la pavimentación de la ciudad o la promoción de la cultura, como posiciones irreconciliables.

En argumentación a este fenómeno se le conoce como falacia. La palabra falacia deriva del latín fallacia-ae, que paso al español como falacia engaño, fraude, trampa, dolo, falsedad, mentira, embuste. Este término se usa en ocasiones como equivalente a sofisma en el sentido de argumento aparente o argumento que no es en realidad un argumento. Una falacia lo mismo que un sofisma, es una forma de argumento no valido.

Una de las formas en las que se puede presentar la falacia es el falso dilema. Ésta presenta una disyuntiva cuando no existe tal, como podemos observar en el caso del debate entre la pavimentación de la ciudad versus la cancelación de las fiestas del pitic. El falso dilema involucra una situación en la que se presentan dos puntos de vista como las únicas opciones posibles, cuando en realidad existen una o más opciones alternativas que no han sido consideradas.

Las dos alternativas son con frecuencia, aunque no siempre, los puntos de vista más extremos dentro de un espectro de posibilidades. Ambos desembocan, en la imposibilidad de una discusión constructiva entre distintas alternativas, pues nadie niega la necesidad de una buena interconectividad dentro de las ciudades, también es innegable la promoción de la cultura y las artes como factor de cambio social.

En realidad, deberíamos comenzar por decir que el problema de pavimentación en Hermosillo y el resto de las ciudades de Sonora no es un problema de presupuesto. Pues según datos de la Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano (SIDUR) en Sonora en los primeros cuatro años de trabajo del Gobierno del Estado, se invirtieron 20 mil millones de pesos en infraestructura. De los cuales poco más de 3 mil 800 millones de pesos se han invertido en rehabilitar y reconstruir la red carretera estatal para recuperar la movilidad turística, comercial y cotidiana en todos los municipios. En el mismo período se tiene una inversión acumulada en vialidades urbanas cercana a los 3 mil 500 millones de pesos, con lo que se ha alcanzado a realizar este tipo de obra en 94% de los municipios del estado.

El presupuesto de egresos para el Estado de Sonora 2020 contempla $56,629,392.04 para pavimentación y $68,305, 382.51 para construcción y rehabilitación de calles solo para Hermosillo, lo que suma $124,934,775, seis veces más que los $18,349,163.03 destinados a todo el Instituto Municipal de Cultura y Arte de Hermosillo en 2019 o apenas la mitad de los $236,470,848 del presupuesto destinado para el Instituto Sonorense de Cultura no solo en la ciudad sino en todo el Estado, a esto le podemos sumar los $200,000,000.00 de crédito para la pavimentación de Hermosillo que anunció el presidente López Obrador en una de sus conferencias mañaneras.

Es por eso que digo que discutir la utilización de los doce millones de pesos que nos dicen costaran las fiestas del Pitic este año representa un falso dilema, pues lo que verdaderamente deberíamos estar discutiendo es cómo se gastan los recursos destinados a pavimentación a fin de que cuenten con las características adecuadas en materia de calidad y rodamiento seguro. Pues bajo los actuales esquemas de pavimentación, cualquier recurso por grande o pequeño que se le destine seguirá siendo dinero tirado a la basura.

Pues es claro que el mal estado de las calles no obedece a una cuestión de presupuesto. Aun así, tenemos los índices de insatisfacción más altos de todo el país en relación a la calidad de las calles y carreteras. Lo que indica que el recurso no se ha invertido adecuadamente, ya que no existe regulación alguna que obligue garantizar la durabilidad y el buen estado de la pavimentación. Es por eso, que nos deberíamos estar preguntando como se gastó ese dinero y porque no se ve reflejados en las calles de nuestras ciudades y no tratar de inflar un presupuesto que no se ve reflejado en las calles de la ciudad.

Lo que se requiere es establecer criterios técnicos para definir el porcentaje de presupuesto que se debe destinar a la pavimentación y rehabilitación de vialidades, la cantidad y calidad del material utilizado en la pavimentación y rehabilitación de las ya existentes, el mantenimiento de las que se encuentren en mal estado, la adecuada calidad y cantidad de las mezclas asfálticas para la mejor utilización en términos de sus propiedades técnicas y funcionales, la utilización de un criterio técnico-científico para la elección de los proyectos de pavimentación en el Estado y los municipios. Dejar evidencia y garantía técnica de la durabilidad de lo pavimentado, el control de calidad en los materiales utilizados en la pavimentación, el control de calidad en la ejecución de los materiales utilizados en la pavimentación.

Afortunadamente, ya se encuentra en el Congreso del Estado la iniciativa de ley de construcción y rehabilitación de pavimentos, en cuya elaboración me que me tocó trabajar, de aprobarse esta regulación evitaríamos que sea el tamiz político, con sus incentivos, costo/beneficio presentes y futuros, por encima del criterio técnico, el que defina las intervenciones y la mejora o no de ciertas vialidades y banquetas. Así como las prioridades, eficacia y eficiencia de la gestión urbana.

Es cierto que son muchas las causas que contribuyen al deterioro de calles, aceras y carreteras, como la lluvia y las altas temperaturas; la instalación o reparación de servicios en las calles: el tránsito de vehículos pesados o la obvia falta de mantenimiento. Sin embargo, es evidente que una de las causas de tal desgaste consiste en la mala calidad del material que se utiliza en su construcción. También se suponemos que no se siguen las especificaciones técnicas requeridas para cada tipo de vialidad, pues las carpetas asfálticas de nuestras carreteras y calles dejan mucho que desear y siendo un problema recurrente en nuestro estado, increíblemente no existe normatividad para regular su calidad.




Mario Aníbal Bravo es licenciado en Derecho por la Universidad de Sonora, con especialidad en Historia y Derecho por el Consejo de la Judicatura Federal; es maestro en ciencias sociales por El Colegio de Sonora en la línea de investigación de Ciencia Política y Políticas Públicas. Ha colaborado en medios como Radio Bemba, Proyecto Puente y Zoom 95; actualmente es asesor en el Congreso del Estado de Sonora.


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