Basura celeste: La muerte, la guerra, la amistad y el compromiso
Por Ricardo Solís
Existen libros que combinan de manera efectiva la pasión y la curiosidad investigativa con la crónica histórica o el ensayo que recrea episodios biográficos de interés para arrojar un poco más luz acerca de ciertos episodios pasado; uno de ellos es Enterrar a los muertos (Seix Barral, 2011), del escritor español Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960), donde se indaga –con pasión y rigor por igual– acerca del trágico destino de José Robles, destacado traductor que mantuvo una relación cercana con el reconocido autor estadunidense John Dos Passos, durante la guerra civil española, cuya desaparición (y asesinato) no se ha aclarado del todo, nunca.
Ahora, cabe aclarar, la muerte de José Robles –que trabajó para el gobierno de la república y fue detenido en Valencia por los servicios secretos soviéticos en 1937– no es un suceso desconocido y a él se han referido (siempre de forma insuficiente) tanto los principales historiadores de la guerra civil como diversos escritores; así, Martínez de Pisón da inicio a su relato con el inicio, en 1916, de la amistad entre Robles y Dos Passos, la cual se interrumpiría apenas con la muerte del primero quien, como se sabe, fue traductor de la célebre novela Manhattan Transfer a nuestra lengua y el primero en reseñar parte de la obra de Hemingway en España.
De hecho, este libro maneja en realidad dos líneas en cuanto a lo que se narra, es decir, una es la vida de Robles como amigo del escritor norteamericano, hombre de letras, profesor universitario en Estados Unidos, padre de familia y trabajador al servicio del gobierno republicano; la otra, es la relación de John Dos Passos con España, desde sus visitas como estudiante y su admiración por la obra de Cervantes hasta su vinculación con la causa de la izquierda y su papel en la guerra civil que, como veremos, cambió drásticamente a partir del asesinato de Pepe Robles.
Aunque los hechos ocurrieron meses atrás, Dos Passos no se enteró de lo que había sucedido a su amigo hasta abril de 1937 y, dado que se hallaba en España para colaborar –al lado del autor de El viejo y el mar– con un documental de propaganda republicana, se dedicó a buscar información y perseguir la verdad sobre Robles, un esfuerzo que implicó poner en peligro su vida y enfrentar tanto viejas amistades (se distanció de Hemingway para siempre) como su relación con el comunismo internacional y sus representantes en España (responsables en buena medida por lo que perseguía averiguar y probar).
Enterrar a los muertos, en estos términos, es una narración dinámica y entrañable, y a pesar de que no llegamos a saber del todo el destino final de Pepe Robles, nos volvemos testigos de su compromiso con la literatura y de la aventura que significó el posterior crecimiento de sus hijos, el papel de ambos durante la guerra civil y el futuro que les aguardaría (a uno en la cárcel, a otra en el exilio). Además, descubrimos la evolución ideológica que marcó el legado de John Dos Passos a partir de su “desencanto” que le produjo el asesinato de Robles y el pesado silencio conspirativo de los republicanos.
La prosa de Martínez de Pisón, tan precisa como dinámica (sin que resulte “pesada”), consigue describir de manera extensa y con profundidad uno de muchos capítulos oscuros de la historia española reciente y, además, contribuye a la discusión colectiva incesante que revisa la naturaleza compleja y diversa de la amistad y del compromiso político. Por todo ello, Enterrar a los muertos resulta un libro que puede lo mismo estrujar la tripa o avivar las ganas de conservar la fe en la congruencia.
Ricardo Solís (Navojoa, Sonora, 1970). Realizó estudios de Derecho y Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora. Ha colaborado en distintos medios locales y nacionales. Ganador de diferentes premios nacionales de poesía y autor de algunos poemarios. Fue reportero de la sección Cultura para La Jornada Jalisco y El Informador. Actualmente trabaja para el gobierno municipal de Zapopan.