jueves, noviembre 21, 2024
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Celuloide: La copia de papel 4

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Por Jesús Ricardo Félix
Jesús Ricardo FélixUna de las series más populares en Netflix es la serie española del productor Alex Piña, La casa de papel (2017). Ya la mayoría conoce la fórmula que la serie nos ofrece. Ladrones con ideología que juegan un poco al Robin Hood repartiendo dinero a los más necesitados, pretenden ser bandoleros sociales en contra de los abusos del gobierno, narrativa en flashbacks que nos van dando a conocer un poco de las relaciones personales de los personajes (dicha característica le aporta y a la vez le quita). Es el tipo de historias donde se genera empatía por los delincuentes, un poco a lo Point Break (1991) donde Keanu Reeves se infiltra en una banda de surfers que asaltan bancos disfrazados de los ex presidentes de EUA. Aparte de esta hay otras dos películas que me recuerdan bastante a la fórmula de la serie en cuestión: la primera, que si no han podido ver recomiendo ampliamente, es Inside man (2006) del director Spike Lee con una trama prácticamente similar, ladrones que siempre están un paso adelante de la policía, más que atracar parecieran buscar justicia social al revelar secretos del pasado nazi de uno de los fundadores del banco. La otra película es Resevoir Dogs (1992) de Quentin Tarantino cuya trama en torno a ladrones de banco aporta varias características de la serie en cuestión, una de las principales es que el líder de la banda les pone nombres de colores para evitar que los atracadores generen relaciones de amistad entre ellos y puedan así mantenerse en el anonimato en caso de una eventual captura. Después de aclarar el origen poco auténtico de la serie procedo a criticar un poco de lo que no me gustó de la cuarta temporada.

Esa característica de flashbacks a través de los que nos van narrando las acciones en la serie empieza a jugar en contra de la fe escénica, las relaciones resultan un poco artificiales, un poco huecas. Por ejemplo, esa relación entre Palermo y Berlín por más que nos la quieran vender como un romance de toda la vida nunca alcanza a cuajar por lo mismo. Al recargarse en los flashbacks se supone que los recuerdos tienen que ser reveladores, pero si dichas memorias no te aportan mucho, a pesar de que ambos actores son muy buenos parecen estar desaprovechados en la cuarta temporada. Berlín aparece un poco como para generar nostalgia del personaje carismático e impredecible y Palermo se nos presenta como una especie de Loki en el universo nórdico, que solo está ahí para generar caos muy conveniente para los guionistas pero poco aprovechado desde el punto de vista actoral, ese pleito infantil entre él y Tokio por el liderazgo va en contradicción con la inteligencia misma del personaje. El hecho de que hayan introducido a Arturito a la fuerza para generar discordia entre los rehenes habla también de la falta de imaginación de los escritores, las buenas series son capaces de reinventarse e introducir nuevos personajes que atraigan a la audiencia, ojo que el actor es muy bueno pero su personaje ya dio lo que podía aportar. Manila o Juanito que es el personaje trans que ayuda a la banda desde las filas de los rehenes se nos presenta como novedad, pero a la vez no se le da un papel más allá de estar llevando y trayendo información poco trascendente para el desarrollo de la historia. Gandía es el jefe de seguridad villano tipo Rambo que desde dentro hace lo que quiere con los miembros de la banda. Los ladrones demasiado inocentes aquí olvidan utilizar al gobernador o el resto de los rehenes para obligar a Gandía a rendirse en su intento de sublevación, después de todo es un jefe de seguridad, por el contrario él toma varios rehenes entre ellos a Tokio encerrándola en un cuarto de seguridad. Sierra es la policía sin escrúpulos que a punto de dar a luz se obsesiona con la captura de los miembros de la banda. La actriz es muy buena pero le dan diálogos repetitivos que no parecen impresionar a nadie. Mi conclusión es los fans de la serie se van a entretener pero no cabe duda que los productores apelan a la formula ya conocida para revivir a los personajes y ponerlos en el mismo tipo de problemas de las temporadas anteriores. No olvidar que gran parte del éxito de la serie se basa en el carisma de los actores, pero si estos no tienen buenos escritores que les den un rumbo distinto, se comienza a convertir todo en una telenovela. Hay más presupuesto y se nota pero se está agotando la imaginación y el principal problema es que se está volviendo predecible. Si no son capaces de reinventarse en la temporada cinco creo que estaremos viendo ya una de las últimas aventuras del profesor y su banda.





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