Basura celeste: Fumar en excelente compañía
Por Ricardo Solís
Para aquellos amantes de la literatura y el tabaco, sin que medie entre ambas actividades placenteras el fantasma contemporáneo y modal de las prohibiciones, existe un libro que puede brindarle horas de grato esparcimiento y que reúne en un solo volumen a dos legendarios autores que abordan el gusto y condena de “lanzar humos”; esta publicación lleva el doble título de Lady Nicotina/ Del placer y del vicio de fumar (Capitán Swing, 2010), en cuyas páginas conviven el británico James M. Barrie (1860-1937) y el italiano Italo Svevo (1861-1928) bajo la presentación del periodista madrileño Jesús Marchamalo.
Como muchos otros escritores, tanto Barrie como Svevo construyeron –en parte– su imagen con relación al tabaco. Lo mismo que el alcohol u otros estimulantes, el tabaco sirvió al autor de Peter Pan para dejar constancia, en una serie de breves escritos, de la importancia que guarda para quien fuma la parafernalia del “oficio”, su circunstancia personal y posición ante los eventos del mundo –cotidianos o no–; así, en Lady Nicotina no sólo pueden apreciarse las “bondades” de una mezcla particular de la (hoy en desprestigio) hoja olorosa y desecada (la “mezcla Arcadia”, placer de pocos afortunados, capaz de obrar maravillas y cambiar de por vida a quien la fume) sino, además, su incidencia en el carácter emocional de quien se entrega a la delectación del humo y, por tanto, las consecuencias –sencillas unas, complejas otras– de practicar el acto de fumar (sea en pipa, gracias a un cigarrillo o un puro), desde la vinculación con sus caros objetos y herramientas (mesitas especiales, petacas, porta pipas o estantería varia) hasta el humor y agudeza que, de acuerdo con la leyenda, suele asociarse al “afectado” por rendir culto a la bocanada.
Por esto, tal vez, no podría culparse a Barrie de incurrir en la magnificación o, mejor, en la hiperbolización histórica (siempre tan imaginativa), que asocia los eventos que –en el espacio de una taberna– protagoniza Christopher Marlowe para, en los términos planteados por nuestro escritor-fumador, marcar el nacimiento de la era isabelina y, encima de todo, colocar a un jovencísimo Shakespeare en un rincón de dicha tasca justo en el momento en que, tras de probar la mezcla Arcadia, logra concebir su Hamlet. Genial, por donde se mire.
El caso de Svevo es un poco distinto. En Del placer y del vicio de fumar se mezclan desde escritos periodísticos hasta relatos, fragmentos de las cartas que envió a su novia y posterior esposa –Livia Fausta Veneziani– y el célebre capítulo 3 de su emblemática novela La conciencia de Zeno, donde queda de manifiesto la relación existente (y fundamental) entre su propia vida y la construcción de sus personajes.
Por otra parte, ambos escritores comparten una misma época y, asimismo, el conocimiento de algunas “inconveniencias” que, para ese tiempo, ya se conocían con respecto al tabaco. No se trata de ninguna reivindicación, pero sí de un “asomo” a una relación –la que se da entre literatura y tabaco– que ha producido páginas de enorme belleza y entretenimiento. Este sello editorial ibérico, que se ha distinguido por colocar de nuevo en circulación algunos clásicos necesarios, se anota un acierto con este volumen doble que, por si poco fuera, hará las delicias que todo aquel lector-fumador que –como anota Svevo–, sin desconocer que el tabaco “no nos hace ningún bien”, no requiere de convencimiento y continúa fumando “sin un por qué”. Y es que, ya puestos a ello, más vale hacerlo “con alegría” porque así, se dice, “hace menos daño”.
Ricardo Solís (Navojoa, Sonora, 1970). Realizó estudios de Derecho y Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora. Ha colaborado en distintos medios locales y nacionales. Ganador de diferentes premios nacionales de poesía y autor de algunos poemarios. Fue reportero de la sección Cultura para La Jornada Jalisco y El Informador. Actualmente trabaja para el gobierno municipal de Zapopan.
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