Urantia: Giróvagos
Hoy es siempre todavía’
Machado
Miguel Manríquez Durán
1: Ante la incertidumbre sólo queda conservar esos momentos definitivos donde encontramos el modo de robarle algo al mundo. Después de catástrofe, el nuevo año anuncia más naufragios y, al mismo tiempo, una íntima esperanza. El alma, desolada, busca refugio en la memoria y nos recuerda que hay instantes que se quedan para siempre. La última noche del año tuve la sensación de ser un giróvago. Aún está ese ligero estremecimiento ante el ritual de los mevlevi que presencié sin imaginar que muchos años después sería bálsamo y asidero. Los mevlevi o derviches giradores son una orden del sufismo fundada por el poeta Jalal al-Din Muhammad Rumi en el siglo XIII. La danza del sama no sólo representa a los planetas sino que es un poderoso antídoto ante la barbarie y la vacuidad: “El samá” es el adorno del alma que ayuda a ésta a descubrir el amor, a experimentar el escalofrío del encuentro, a despojarse de los velos y a sentirse en presencia de Dios” (Rumi). Buscar el éxtasis místico girando sobre si mismos es, al menos para mí, una de las formas para salvarnos de la vida Los derviches (del persa darwish: “visitador de puertas”) girando sobre si mismos: “Ahí afuera, mas allá de ideas de bien o mal, hay un lugar/ Nos vemos ahí./ Cuando el alma yace sobre la yerba/ El mundo esta demasiado lleno para hablar de él/ Las ideas, el lenguaje, incluso la frase ‘cada uno’/No tienen sentido.” (Rumi).
El largo confinamiento parece no tener fin. Más allá de lamentarse es momento de girar sobre si mismos. “El tiempo no dirá nada, pero te lo hice saber,/ El tiempo solo conoce el precio que tenemos que pagar;/Si pudiera decírtelo, te lo haría saber.”: W. H. Auden. Hace algunos años, Halil Bárcena, publicó Perlas sufíes. Saber y sabor de Mevlânâ Rûmî (editorial Herder). Este libro es particularmente significativo porque trata sobre el concepto del Hombre Universal de Rumi. Según los sabios sufíes, en el Hombre universal u Hombre perfecto (al-insân al-kâmil) se realiza el propósito de la creación en toda su plenitud; él es la síntesis perfecta de la totalidad de los estados del ser y el dispensador de la misericordia divina (rahma) para con todo el orbe. Los sabios sufíes consideran que el macrocosmos del universo y el microcosmos del hombre son como dos espejos colocados frente a frente.
2: “La función secular de los profetas y los sabios es —de hecho, siempre ha sido la misma— recordarle insistentemente al hombre su naturaleza primordial, lo que en verdad es, e indicarle el camino a través del cual dicha naturaleza primordial se puede actualizar. Y es que el hombre es un ser olvidadizo. Somos, ciertamente, lo que recordamos”. “En perseguirme, mundo ¿qué interesas?/¿en qué te ofendo, cuando solo intento/poner bellezas en mi entendimiento/ y no mi entendimiento en las bellezas?/Yo no estimo tesoros ni riquezas;/ Y así, siempre me causa más contento/ Poner riquezas en mi pensamiento/ Que no mi pensamiento en las riquezas” me dice Juana de Asbaje. En el intento de estar vivos, ser un hombre que busca es modo de permanecer sin diluirse en estos tiempos. Por ello, girar sobre si mismo es ser un hombre que busca. No es casualidad que en el nombre lleven su propósito, los derviches “visitan puertas” buscando la ya antigua Harmonia (así con H) del alma con lo cósmico, es decir, lo divino: “Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno”: (Borges).
3: Siempre tenemos rituales muy personales al amanecer el nuevo año. No soy la excepción: uno de éstos es releer la carta XIII de Séneca a Lucilio. Entre las 124 cartas atribuidas a Séneca es la que releo al iniciar el día primero. Contiene preceptos fundamentales del estoicismo. Ser un estoico en los tiempos modernos parece ser un mejor modo de sobrevivir. Especialmente, la carta XIII es “sobre los miedos infundamentados” nos revela mucho de la época moderna, i. e., giramos sobre nosotros mismos para “visitar puertas” (mevlevi) imprescindibles para el alma y la vida:
“Es menester abrir de vez en cuando el espíritu y remover las cosas en él depositadas a fin de tenerlas a punto cuando llegue la ocasión de necesitarlas”, dice en otra de sus cartas.
Las cartas son quizá el más celebrado de Séneca hasta el punto de utilizar sus frases de modo aislado y sin conocer en realidad su filosofía. Este es uno de los recursos que los mercaderes de la autoayuda o el coaching plagian sin rubor alguno. Cuántos de sus seguidores andarán por ahí pensando como Séneca, cuántos estoicos inconscientes viven ignoràndose a si mismos. “Lucio Anneo Séneca escribió las más bellas máximas de pureza de la vida; en estas epístolas se aunaban todas las sublimidades del pensamiento humano, la elevación del espíritu y el entusiasmo por la virtud. Las Cartas a Lucilio recogen el fruto de una larga experiencia y contienen las reflexiones más profundas sobre las contradicciones de la condición humana”(Editorial Ariel).
Cito in extenso al estoico: “Concédeme que cada vez que los que te rodean quieran persuadirte de que eres desgraciado, de no reflexionar sobre lo que escuches sino sobre lo que sientes, que deliberes con tu paciencia y tu mismo te interrogues, tu, que mejor que nadie te conoces, “¿de qué es lo que se apiadan estos? ¿Qué es lo que los hace trepidar; como si temiesen que los contamine, como si acaso se pudiera contagiar la calamidad? ¿Es lo que me acontece realmente tan malo o tiene esto más mal renombre que nocividad? Interrógate tu mismo “¿no me estaré torturando, afligiendo sin causa y lo que no es malo, haciéndolo?”.
“Entre otros males, la estupidez tiene todavía este: siempre comenzar a vivir” […] Observa a tu alrededor cuidadosamente: apercibirás ancianos que febriles tejen intrigas, preparan viajes y empresas. ¿Qué hay más torpe que un senil que comienza a vivir? No adjuntaría el nombre del autor de estas palabras; si no figurasen entre las más secretas ni al margen de las cosas corrientes dichas por Epicuro, palabras estas que me permito loar y adoptar”.
“Que sigas bien”
Miguel Manríquez Durán. Poeta.
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Es verdad! Nos refugiamos en la memoria para vivir mejor. Pero también el presente nos exige una motivada iniciativa. La música es un excelente lugar.
Abrir el espíritu y remover las cosas… Tiene bastante sentido, generalmente andamos como autómatas teniendo el espíritu esa memoria salvadora.