Celuloide: Mejores que nosotros
Por Jesús Ricardo Félix
El mundo festeja el ingreso de Joe Biden al poder o mejor dicho la salida de Donald Trump de la silla en Washington y mientras nos reímos de las calamidades de los vecinos del norte y de los memes de Bernie Sanders en nuestro querido estado los personajes de siempre atiborran las redes sociales con sus spots publicitarios donde prometen un Sonora grande otra vez, para el momento de ser elegidos repartir el queso entre los compadres y los grupos de poder cercanos al trono.
Después de la lúgubre introducción con tintes más políticos que cinéfilos les platico que Mejores que nosotros es una serie de ciencia ficción rusa, de hecho es la primer serie de televisión de aquel país que se incluye en el menú de Netflix. Fue creada por Alexander Kessel y estrenada a fines del 2018 siendo adquirida por la plataforma antes mencionada y reestrenada a mediados del 2019.
Desde el inicio la serie va arrojando fotografías de un posible mundo futuro que coronan con frases de Isaac Asimov comprendidas dentro de sus leyes de la robótica, mismas que hacen referencia a la interacción de los robots con los seres humanos. Como lo sugiere la intro la serie es futurista y gira en torno a las relaciones del mundo humano con los androides, quienes cumplen el rol de empleados, servidumbre o niñeros de los ciudadanos del futuro. Al parecer la vida sobre la tierra no ha cambiado mucho, los drones vigilan constantemente desde el cielo, los teléfonos celulares son substituidos por pulseras que son capaces de realizar llamadas o recibir mensajes. Los semáforos se despliegan a manera de una barrera de luz a la mitad de la calle, las corporaciones como Cronos dominan el mercado de la robótica como si se tratase de Tesla de Elon Musk. Se introducen personajes como Viktor Toropov director de la compañía que es descrito como un individuo ambicioso y capaz de todo con tal de proteger sus intereses y acumular más dinero y más poder aunque eso implique abusar o utilizar a los demás. Aquí es donde aparece Arisa, un robot femenino que es único en el mercado proveniente de China, quien parece tener cualidades de libre albedrío y empatía con la especie humana.
Pero no solo se trata de empresarios y robots, Georgy es un médico venido a menos que trabaja en la morgue, divorciado con dos hijos lucha con su ex esposa por mantener vigente su rol de padre, al parecer la nueva pareja de su ex mujer la pretende llevar lejos de Moscú donde Georgy tendría que a resignarse a una vida ya de por si solitaria lejos de sus hijos. De hecho es un poco lo que nos busca transmitir la serie, como los robots no solo son fieles empleados sino también la solución para la soledad humana y eso abarca el tema emocional y sexual ya que los androides son utilizados incluso como prostitutas. A la vez los robots son “el otro” juegan un poco el rol que juegan ahora los migrantes, son aceptados y atesorados por algunos y odiados por otros que los ven como algo ajeno que ha venido a reemplazar a otros humanos que podrían cumplir sus labores. Ahí es donde la serie se pone un poco Blade Runner ya que los “Liquidadores” son un grupo de rebeldes que buscan aniquilar a los androides. La serie es definitivamente recomendable, por momentos va a recordar clásicos como 2001: odisea en el espacio o escenas salidas de Ex Machina o Yo robot pero cuenta con los elementos suficientes para resultar entretenida y visualizar los escenarios futuristas de Asimov.