Celuloide: David Lynch
Por Jesús Ricardo Félix
David Lynch es un director norteamericano que tiene más de europeo que de estadounidense, se podría decir que va contra aquella premisa de Orson Welles respecto al que el público de su país no podían entender el surrealismo que incluye raíces hispanas y cristianas muy latentes. Lynch nació en 1946 en un pequeño pueblo del estado de Montana y algunas de sus influencias van desde Ingmar Bergman, hasta Werner Herzog pasando por Stanley Kubrick, el surrealismo que caracteriza a sus películas lo emparenta con directores de la talla de Luis Buñuel. De su infancia sabemos que su padre fue un científico y su madre profesora de lengua, su familia tenía que viajar muy seguido debido al trabajo de su padre, ahí conoció muchos pueblitos que son descritos como tranquilos y apacibles pero en los sótanos, las alcantarillas, los roperos y la imaginación de Lynch guardaban misterios tan obscuros como la naturaleza humana.
De joven se acercó al arte a través de la pintura donde incursionó en corrientes como el expresionismo, su película de Eraserhead de la década de los setentas podría ser un ejemplo de ello, dicho filme nos recuerda a la atmosfera de Fritz Lang o de pintores como Edvard Munch. Junto a un amigo viajo a Europa donde pretendían tomar clases con el pintor austríaco Oskar Kokoschka, al verse rechazados regresaron a su país y el joven Lynch decidió irse a estudiar a Philadelphia, ahí conoció a su primer novia con la cual tendría un hijo por lo que se vieron en la “obligación” de casarse, siendo estudiantes pudieron financiar una casa a las orillas de la ciudad donde la delincuencia, los asaltos, los tiroteos, los homicidios eran cosa de todos los días, luego entraban a la vida académica y exploraban un mundo aparte del que presenciaban a diario en su vecindario. Dichos contrastes también forman parte del universo Lynch.
Y es que el cine de David Lynch deforma la realidad, pretende hacernos viajar por la parte más obscura de nuestra mente sin necesidad de darle coherencia a los diálogos o a los personajes que nos presenta. Es común que algún personaje cambie de identidad por ahí sin que se nos explique como ni cuando, que los villanos tengan un aspecto sádico e infantil al mismo tiempo con poco realismo pero mucho carisma, que los sueños se intercalen con la realidad haciendo difícil reconocer la frontera entre una y otra. No hay que olvidar que si bien Lynch es un director visual, también hace muchos énfasis en la música, realiza coreografías al estilo Kubrick en algunas de sus películas. Hace unos días me encontré con What Did Jack Do? donde Lynch conversa con un mono sospechoso de asesinato y recordé algunos de sus clásicos, sin más preámbulos les dejó tres recomendaciones por las cuales pueden navegar por las aguas del universo Lynch:
Lost Highway (1997)
No trates de entender la trama de Lost Highway más bien disfruta de la composición visual y el viaje musical que David Lynch nos propone. Está película que tiene elementos de cine noir se centra en la vida de Fred un jazzista que está teniendo problemas sexuales con su esposa por lo que se llena de obsesiones y problemas mentales. Por un lado está la historia en el mundo real y en el otro la fantasía de personajes como el mistery man que se le aparece a Fred en la fiesta, podemos asumir que es el diablo pero no sabemos si existe si quiera. Luego está Mr Eddy como el villano sádico que se convierte en un obstáculo para Fred/Pete. La música de Rammstein, la belleza de Patricia Arquette, la atmósfera onírica, todos esos ingredientes hacen de la receta de Lost Highway una de las mejores en el menú de la cocina Lynch.
Blue Velvet (1986)
Inspirado en la canción de Blue Velvet de Bobby Vinton aquí Lynch reúne símbolos que forman parte del universo surrealista: oreja cortada llena de hormigas, voyeurismo, insectos, etc. Jeffrey forma parte de un mundo tranquilo, aburrido pero lleno de luz y color, a través de una misteriosa mujer busca asomarse al mundo pesadillesco y obscuro al que pertenecen personajes como el del gangster interpretado por Dennis Hopper. Si teníamos duda de la influencia que ejerce la etapa de pintor de Lynch en sus películas Blue Velvet es el mejor ejemplo para evaluar esa cualidad del famoso director.
Mulholland Drive
De Mullholland Drive recuerdo como la presentadora de los Oscars de ese año decía algo así como “está película nadie la entendió pero a todos les gusto”. Sueños, misterios y secretos le pusieron en español, una película donde se explota la belleza de Naomi Watts y la paisana Laura Harring (es de los Mochis ¿no sabían?). Betty llega a la ciudad de Los Ángeles con el sueño de ser actriz, se hospeda en la casa de una tía donde conoce a Rita, quien padece amnesia y no recuerda quien es. Betty la ayuda a descubrir su identidad aunque en el proceso se expongan al peligro. Definitivamente recomendable aunque no intentes comprender a Lynch vale más disfrutar de sus juegos mentales.