Tuercas y tornillos: La consulta de revocación de mandato es de quien la trabaja
Dr. Mario Alberto Velázquez García | Academia Mexicana de Ciencias
En el libro de “Yo, robot” de Issac Asimov se propone la existencia de las “tres leyes de la robótica” (1ª. Un robot no hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño; 2ª. Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley; y 3ª. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley). En el relato, un robot reinterpreta estas, al parecer sencillas leyes, llegando a la conclusión de que la única manera de poder cumplir con ellas es someter a los humanos a una especie de aislamiento continuo. Con ello, Asimov nos demostró que aún las leyes más escuetas simples, en las manos equivocadas, pueden generar un perjuicio. Sirva esto para entender lo que está pasando con la consulta de revocación de mandato.
La revocación de mandato es un instrumento creado por las democracias consolidadas para dotar a sus ciudadanos de una “salida de emergencia” en aquellos casos donde la persona elegida no cumpla con las expectativas o exista una mayoría que percibe que un gobierno es contrario a los intereses públicos. Este recorte del tiempo de funcionamiento de un gobierno es una vía para la solución pacífica de disputas políticas y evitar las soluciones armadas para la destitución de un funcionario.
En el caso de México, el gobierno, los partidos políticos y una parte de los llamados “líderes de opinión” habían sido particularmente remisos a la idea de que existiera la posibilidad de la revocación de mandato; entre otras razones, se argumentaba la eterna “inmadurez” ciudadana de los habitantes de este país, que bajo esta lógica, no tendrían el suficiente criterio para decidir cuándo sería “correcto” aplicar este instrumento, por lo tanto, buscarían destituir bajo cualquier pretexto a los funcionarios elegidos.
La existencia de la revocación de mandato dentro del marco legal mexicano constituye un logro importante para la consolidación de la democracia como el sistema de gobierno de la sociedad mexicana. Los llamados “malos gobiernos” podrán ser acotados y en su caso, destituidos si esa es la voluntad de la mayoría de las personas que participan en este ejercicio. Pero como siempre pasa en política, el diablo está en los detalles: cuándo puede ser aplicado, quiénes y cómo se puede solicitar su aplicación, cuánta gente requiere participar para que su resultado sea vinculante y cuál debe ser la pregunta, son algunos de los temas que deciden finalmente el posible resultado.
Al igual que sucedió con las tres leyes de la robótica, los agentes sociales que lucharon por la instauración en México de la revocación de mandato no calcularon una nueva interpretación de este ejercicio propuesta desde el ejecutivo federal: el actual mandatario claramente cuenta con altos niveles de aprobación (él mismo lo menciona constantemente en sus conferencias matutinas). El presidente sabe que ante la posibilidad de que se apruebe la realización de una consulta de revocación de mandato su permanencia en el puesto no está en riesgo. Sin embargo, es él mismo Andrés Manuel López quien pide constantemente que se lleve a cabo este ejercicio de consulta. ¿Por qué busca esto?
La respuesta está en la naturaleza misma de la organización política que lo llevó a la presidencia Morena. Esta no es un partido político en su funcionamiento organizacional e ideológico, así como en su acción política, sino un movimiento social. Este tipo de operación política requiere de la constante reunión de sus bases, la constitución de un problema o enemigo respecto al cual entrar en acción, así como de metas temporales que alcanzar. En este caso, la revocación de mandato se convierte, después de la consulta ciudadana sobre los crímenes cometidos por anteriores administraciones, el nuevo núcleo aglutinador del lopezobradorismo.
En este sentido, el presidente está tomando una ley y al igual que el robot de Asimov, está generando una interpretación muy contraria a los objetivos originales: en un caso proteger tanto a los humanos como a los mismos robots, y en el otro, proporcionar a los ciudadanos inconformes con una autoridad un mecanismo para terminar con dicho mandato. La consulta sobre revocación de mandato no fue creada para que el partido en el poder permanezca en una continua campaña política y con ello, parezca priorizar sus objetivos políticos sobre aquellos para los que fue elegido. Las leyes pueden tener varias interpretaciones, algunas contrarias a su sentido original.
MARIO ALBERTO VELÁZQUEZ GARCÍA
Profesor- Investigador de El Colegio del Estado de Hidalgo.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología, El Colegio de México. Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal en El Colegio Mexiquense. Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la Revista: “Revista Científica de Estudios Urbano Regionales Hatsö-Hnini”, www.revistahatsohnini.com.mx.