La perinola: El mundo soy yo
Por Álex Ramírez-Arballo
Un mundo para mí, eso quiero, eso puedo. No tengo el menor interés en imaginar mundos colectivos, utopías, realidades planetarias condensadas en alguna de tantas teorías que se van tejiendo diariamente, sobre todo en los claustros académicos. No puedo más, solo pensar en mí, en esto que soy y he sido; cuando digo “el mundo” estoy pensando en esta minúscula celda de realidad que habito, en las veinte personas que conozco, en las simples circunstancias de mi universo cotidiano. La medida de lo humano es la voluntad y la circunstancia: lo que hago con lo que tengo para que aquello que tengo sea más y, en consecuencia, el potencial de mis manos se multiplique y crezca. El recurso de la vitalidad es el constante perfeccionamiento al que estamos llamados.
Aún más, creo que esta idea es el camino más sofisticado y noble que podemos recorrer. Que cada uno de nosotros se concentre en sí mismo, en su irrepetible singularidad, el delicioso imperio del individuo. El tiempo es poco, por eso no puedo perderlo luchando contra fantasmas, el mejor aliado de mi voz es el trabajo diario, la inventiva que me anima a poner palabras en esta página, a compartir y crear dos o tres ideas esenciales, a creer que no tenemos más destino que el movimiento hacia adelante. No hay mayor desplante de la libertad que elegir la propia vida y la propia muerte.
Asumo la responsabilidad de vivir sin arrogancia ni victimismos. Diré con Nervo el poeta, “cuando planté rosales, coseché siempre rosas”, y no me lamento por mis tropiezos porque cada uno de ellos, si los examino a la luz de una atención razonada, me ofrece claves de mejora que no puedo arrojar a la basura. Los fracasos son un potente recurso pedagógico-existencial que muy frecuentemente ignoramos. La queja es una trampa emocional que no aclara el camino a nadie. No hay mejor fármaco que la acción, el caminar siempre, la búsqueda incesante de la persona rodeada por el inagotable ministerio del movimiento y el deseo.
Somos gregarios, es verdad, pero no hemos de ser masa sino asociación libre de iguales, comunidad de personas laboriosas bajo una alianza social de competencia y colaboración. Si hemos de tener un futuro, como yo creo que tenemos, será porque hemos sabido defender la radical soberanía del individuo.
Álex Ramírez-Arballo. Doctor en literaturas hispánicas. Profesor de lengua y literatura en la Penn State University. Escritor, mentor y conferenciante. Amante del documental y de todas las formas de la no ficción. Blogger, vlogger y podcaster. www.alexramirezblog.com