lunes, abril 7, 2025
ColaboraciónLa perinola

La perinola: Ni catastrofista ni ingenuo, optimista

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Luego están los otros, el reverso de la moneda, los ingenuos, que se esconden de la realidad como los avestruces, que niegan toda forma de sentido común en nombre de un pensamiento mágico que tiene la misma función que un analgésico; la soberbia los hace confundir la verdad con el deseo, y ese error los condena a una infancia indefinida de la que muy pocos logran salir vivos. Creo que los ingenuos sustituyen la realidad por una especie de ensueño o ebriedad que les impide plantarse con los dos pies en la adultez a la que todos estamos llamados.

Termino donde empecé: la felicidad es un asunto mucho muy importante como para dejarlo en manos de los torpes. Son los optimistas quienes deben hacerse cargo de estas delicadas cuestiones, porque creen en el trabajo pero confían en Dios y en la vida, porque comprenden siempre y buscan comprender mejor, porque la humildad los abre a la construcción de un destino personal y común mejor para todos. Ser optimista es aceptar el dolor y resistir siempre, desde el amor y la alegría, a pesar de las dulces tentaciones del victimismo. Una persona bien tramada y madura no niega las circunstancias de su existencia, pero jamás se hace rehén de ellas ni de nada: es libre y lo sabe. Camina, se cae, se levanta y sigue su marcha siempre.

Separador - La Chicharra

Álex Ramírez-Arballo. Doctor en literaturas hispánicas. Profesor de lengua y literatura en la Penn State University. Escritor, mentor y conferenciante. Amante del documental y de todas las formas de la no ficción. Blogger, vlogger y podcaster. www.alexramirezblog.com

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