Celuloide: The Last Duel
Por Jesús Ricardo Félix
Pienso que ya son los últimos trabajos de Ridley Scott, el cineasta británico que nos introdujo al universo Alien en los ochentas, pasando por Blade Runner, Thelma & Louise y algunos otros clásicos modernos. El hermano de Tony, el mismo que a más de ochenta años no solo sigue produciendo y dirigiendo sino además mejorando en algunos aspectos de su ya depurada técnica, para ejemplo de ello hay que ver la serie Raised By Wolves estrenada apenas el año pasado. En ella retoma elementos de sus ya mencionados clásicos mezclando la obsesión del hombre por su origen con androides y alienígenas.
Es por ello que esta semana en el Celuloide hablaremos de su última producción: El último duelo. The Last Duel es una película histórica basada en la novela de Eric Jager: The Last Duel: A True Story of Trial by Combat in Medieval France sobre el último enfrentamiento a muerte legalmente permitido en Francia. Hay muchas aristas desde las que se puede analizar la filmografía del señor Ridley una de ellas es el papel clave que juega la mujer, simplemente hay que recordar a Sigourney Weaver interpretando a la teniente Ripley, se ha dicho que la película rompía con los estereotipos de género de la época. Ni se diga el vasto terreno que podría representar para el universo de la psicoanálisis: mujeres que dan luz a monstruos que se vuelven contra de su propia existencia. Y qué me dicen de Geena Davis y Susan Sarandon interpretando a dos fugitivas que responden con fuego a la violencia machista. Más recientemente que se puede decir de Amanda Collin interpretando a Mother la androide programada para criar humanos ateos que se obsesiona con su creador y la maternidad a la que no puede aspirar dada su condición de robot.
En el filme de El último duelo ubicado en Francia del siglo XIV Jodie Comer interpreta a Marguerite de Carrouges, una mujer noble que acusa de violación a un caballero cercano a la corte: Jacques Le Gris interpretado por Adam Driver. Matt Damon, para completar el trío, personifica al caballero Jean de Carrouges, esposo de Marguerite, quien pasa más tiempo combatiendo que al lado de su familia.
¡Atención alerta de spoilers! Marguerite tiene que convencer al mundo de que fue violada, ni sus mejores amigas, ni su marido, ni su suegra se preocupan por creerle y cuando lo hacen minimizan el acto. Para acusar al agresor ella debe poner en riesgo su propia vida y necesita del apoyo del marido que está más preocupado por recuperar su “manchado” honor frente a la corte que por la salud mental de su propia esposa. Técnicamente la película es impecable, Ridley Scott nos ubica en una especie de Gladiador del 2021 con escenas repletas de acción y de sangre que reafirman el tono belicoso de la época. Jean de Carrouges es el mejor guerrero del reino pero los beneficios se los lleva Jacques Le Gris quien ha sabido ganarse los favores del conde Pierre d’Alençon.
Si hubiera algo que reprocharle al tío Ridley es que la narrativa se vuelve un poco repetitiva, es ese tipo de filmes contados desde el punto de vista de los protagonistas. Cada personaje va narrando la versión de los hechos donde la audiencia normalmente vamos encontrando pistas dándonos una idea de lo que realmente paso y armando el rompe cabezas. El problema es cuando las versiones solo cambian desde el ángulo donde se ubica la cámara y nos vemos obligados a ver una misma escena varias veces -Segunda alerta pregunta spoiler- ¿La versión de Jacques Le Gris no debió negar la consumación de la violación? Digo si él se aferra a que Marguerite le correspondía ¿no debió contarnos que la relación fue consensuada? Definitivamente recomendable para los amantes del buen cine, Matt Damon y Ben Affleck no serán el próximo Marlon Brando o Philip Seymour Hoffman pero saben escribir muy buenos guiones. Ridley Scott sigue cosechando grandes éxitos en el ocaso de su carrera y dándoles un peso clave a sus personajes femeninos como pocos directores.