Tuercas y tornillos: Comunidades de trabajo en lugares turísticos
Dr. Mario Alberto Velázquez García | Academia Mexicana de Ciencias
La pandemia generó una severa crisis en el turismo mundial, esta actividad perdió entre el 58% y 78% de ganancias, esto representa entre 847 y 1175 millones de dólares. Esta caída se explica por el cierre de fronteras, la drástica reducción de vuelos, pero principalmente por que el turismo fue considerado como actividad no esencial. ¿Por qué mejor no pensar al turismo como una de las soluciones a las problemáticas planteadas por la actual pandemia? Específicamente, mediante la creación de comunidades de trabajo en lugares turísticos.
El turismo es un elemento estructural de las sociedades modernas en diversas dimensiones. Primero como un componente económico fundamental: esta actividad representa el 10% del PIB y el 10% de los empleos a nivel mundial. Segundo, el turismo es un componente cultural que produce hábitos y tendencias de consumo, por ejemplo, el bronceado como distintivo social, pero también formas de vestir e incluso la reconstrucción de la idea sobre los espacios habitacionales (las casas de verano se han convertido en nuevos lugares de vivienda habitual o de jubilados). El turismo es ahora uno de los ejes ordenadores de los territorios; cada vez, mayores extensiones de playas, pero también centros urbanos (entre ellos ciudades con gran tradición arquitectónica y cultural) tienen una importante ocupación de espacios para negocios relacionados al turismo.
No obstante, lo anterior, es innegable que el turismo tiene efectos no deseados como un uso mayor de recursos como el agua, la luz y una considerable producción de desechos. Por otro lado, en algunas zonas del mundo (particularmente en las no desarrolladas) el turismo genera empleos con bajos sueldos, además de una exclusión de los locales sobre los beneficios por esta actividad, todo esto resulta en un aumento de la desigualdad.
El turismo, como otras actividades realizadas por el hombre, son el resultado de las lógicas generales que las guían. En el caso del turismo esta es una acción que ha sido desarrollada bajo una racionalidad económica liberal, donde la oferta y la demanda son las guías generales para determinar a los ganadores y perdedores en su desarrollo. Esto ha generado que el turismo beneficie la ganancia para los dueños de los negocios, un sueldo bajo a los empleados y un uso intensivo de los lugares, todo con el objetivo de aumentar las dividendos.
Esta lógica pude revertirse si los estados dejan de considerar al turismo únicamente como una rama de la industria de servicios para definirlo como una de los derechos de las personas y una actividad estratégica (si, estratégica) para la recuperación social, cultural y ambiental de diferentes territorios que tienen un valor patrimonial para una nación. Las actividades turísticas, aunque continuaran desarrollándose por privados, tendrían una lógica que no sería únicamente la ganancia sino el desarrollo de las personas y la recuperación de lo ambiental y cultural.
La pandemia ha hecho del trabajo en los hogares una opción viable y cada vez más aceptada. Una gran cantidad de personas y compañías comienzan a pensar en esta como una opción permanente y no pasajera para sus actividades productivas. En países como Japón, la productividad laboral subió durante el confinamiento. En Estados Unidos millones de empleados se niegan a regresar a sus antiguos trabajos dentro de oficinas o empresas.
El trabajo en lugares turísticos es una opción para esta nueva relación que un creciente número de personas y compañías tienen con el concepto de jornadas de trabajo. Cada empleado podría ubicarse en algún destino turístico, por ejemplo, aquellos cercanos a sus ciudades de procedencia, para desde estos espacios desempeñar las tareas asignadas. Esto permitiría ayudar a aliviar algunos de los problemas ocasionados por las medidas estatales tomadas contra la pandemia: la ansiedad de las personas por el encierro en sus casas, pero también la baja en la actividad turística en todo el mundo.
Las localidades turísticas, en el caso de México ya existe una estructura ideal en los pueblos mágicos, podrían ser las nuevas comunidades de trabajo (working communities) donde las personas tuvieran lugares donde podrían ir a trabajar unos días, permitiéndoles conectarse con otros que trabajan en temas parecidos o permanecer, si así lo desean, separados. En otras palabras, lo que se propone aquí es repensar el lugar del turismo en las sociedades contemporáneas, en su relación con el gobierno, y particularmente, el uso de los espacios turísticos más allá de las actividades lúdicas.
MARIO ALBERTO VELÁZQUEZ GARCÍA
Profesor- Investigador de El Colegio del Estado de Hidalgo.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología, El Colegio de México. Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal en El Colegio Mexiquense. Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la Revista: “Revista Científica de Estudios Urbano Regionales Hatsö-Hnini”, www.revistahatsohnini.com.mx.