La perinola: El gran olvido
Por Álex Ramírez-Arballo
Los años me han enseñado una verdad terrible: somos los grandes olvidados de nosotros mismos. Estamos dispuestos a pasar la vida entera mirando hacia el exterior con tal de escapar de ese momento crucial en el que hemos de vernos en el espejo de nuestra propia alma. En lugar de dar el gran salto del conocimiento propio lo que hacemos es postrarnos delante de una imagen que hemos creado de nosotros mismos, una especie de ídolo mental que suele satisfacer nuestra necesidad de autoconocimiento. Y poco más. Así nos vamos por la vida confiando en nuestras supersticiones, olvidando o queriendo olvidar que la cita sigue pendiente, que no hemos dado un solo paso en la dirección correcta.
¿Cuáles son las consecuencias de todo esto? Pues por principio de cuenta la pérdida de libertad. Una persona que no se conoce de verdad es alguien que va por la vida movilizado por voluntades ajenas, aunque no se dé cuenta de ello; se trata de un monigote sujetado por hilos invisibles que dirigen cada uno de sus movimientos. Él, repito, no se da cuenta y supone que las luces y sombras de su vida no son sino las consecuencias de la buena o mala fortuna. ¿Cómo saber si somos víctimas de este espantoso olvido? Me parece muy simple saberlo: si tu posición en la vida no genera una reacción de animadversión, burla o abierto desprecio es muy probable que no hayas sido todavía capaz de bajar hasta el fondo del fondo de ti mismo, al infierno, al ínferos, que es el único “sitio” en el que puedes reconocer los rasgos más verdaderos de tu propio rostro. Un ser humano genuino, auténticamente genuino es aquel que ha recuperado pasiones propias de la primera infancia: el desparpajo, la curiosidad, pero ante todo y sobre todo esa sublime sensación de inmortalidad con la que las criaturas enfrentan la vida.
Así que, por el bien de tu vida (y de tu muerte) cuestiona lo que eres, cuestiónalo siempre a la luz de la libertad. Creo que el único pecado imperdonable es el de abandonarnos a nuestra suerte, renunciar a los poderes de la inteligencia y la voluntad -repitiendo patrones heredados-, olvidarnos de nosotros mismos y quedarnos al margen de la existencia. Observo a mi alrededor a muchísimas personas que viven una vida angustiosa, marcada por el miedo y la incertidumbre, pero todos ellos o casi todos ellos se abstienen de hacerse cargo de sí mismos con todas las consecuencias que esto implica. Prefieren evitar el peso de la responsabilidad personal, aunque esto suponga para ellos desperdiciar su tiempo besando las cadenas que les garantizan, al menos, un plato diario de lentejas. Son unos cobardes y merecen todo el mal que les espera.
Álex Ramírez-Arballo. Doctor en literaturas hispánicas. Profesor de lengua y literatura en la Penn State University. Escritor, mentor y conferenciante. Amante del documental y de todas las formas de la no ficción. Blogger, vlogger y podcaster. www.alexramirezblog.com