Celuloide: La naranja mecánica
Por Jesús Ricardo Félix
Cuando recordamos algunos personajes emblemáticos del cine aplicamos etiquetas de manera superficial o sin comprender el tema a fondo como por ejemplo: los psicópatas del cine. En dicha categoría clasificamos a los Norman Bates, los Hannibal Lecter, el Joker, Alex DeLarge, etcétera. El psicópata puede asociarse más con las personalidades calculadoras, normalmente cuentan con un alto coeficiente intelectual con nada de empatía o sentimientos de culpa, difícilmente se dejaría llevar por sus emociones. El psicópata no es el ermitaño loco que vive al margen de la sociedad, por el contrario posee grandes habilidades sociales y se adapta a los estándares de comportamiento habituales dentro de una sociedad. En el caso del sociópata este suele actuar de manera impulsiva sin pensar en las consecuencias, comete crímenes porque no tiene noción de la importancia de las reglas, puede llegar a ser violento sin control de sus emociones. Alex DeLarge se acerca más a dicha categoría de personalidad antisocial.
En este día pero del año 1971 se estrenaba la película La naranja mecánica, de Stanley Kubrick. A Clockwork Orange se iba a convertir en uno de los filmes más controversiales de la historia del cine. Basada en la novela de Anthony Burgess la película nos narra las aventuras de un grupo de pandilleros ingleses de la Inglaterra futurista de fines del siglo veinte pero desde la perspectiva de los sesentas. Alex DeLarge es el protagonista que como lo habíamos señalado está más cercano a un sociópata que a la categoría de psicópata. El y su grupo de drugos recorren las calles de una Inglaterra con tono distópico, visten de blanco con sombrero y bastón que oculta una navaja.
Desde el bar Korova se emborrachan con leche mezclada con drogas que detonan la conducta violenta. Juntos golpean vagabundos, pelean con bandas rivales, manejan a alta velocidad, entran a casas a robar, golpear y violar. Todo esto bajo la dirección de Stanley Kubrick que realiza escenas coreografiadas bajo la música de Beethoven, Rossini y hasta Cantando bajo la lluvia.
La película está llena de escenas violentas por las cuales se ganaría la censura de varios países. Puede verse también como una crítica social a los sistemas de reinserción social, las teorías conductistas en boga de la época y hasta el sistema educativo indefenso ante el pandillerismo juvenil. Lo cierto que en la película hasta la religión y la política salen raspadas. Yo mire por primera vez La naranja en la carrera de psicología y lo que más me llamó la atención fue el protagonista Alex por la transformación del personaje y sus contrastes. Un sociópata enamorado de la novena sinfonía de Beethoven se transformaba en míster Hyde por las noches para hacer sus fechorías.
Otro tema importante en la película es la voz narradora, Alex nos describe su realidad en Nadsat un argot desarrollado por Anthony Burgess cuya influencia principal viene del ruso. Devotchka mujer joven, droog amigo, Moloko plus leche con drogas, yarblockos testículos, zvook somido, etcétera.
Alex pelea por su liderazgo ejerciendo violencia sobre sus mismos secuaces lo que le cuesta la lealtad y terminan culpándolo de los crímenes cometidos por la pandilla. Es cuando observamos la transformación del personaje a través del tratamiento Ludovico ese donde Alex es sometido a escenas de violencia y sexo asociadas a la música de Beethoven ¿El resultado? Alex el conejillo de indias del gobierno y su método experimental para afrontar los crímenes. La falta de ética y humanidad de las instituciones convierten al agresor en víctima y así la fábula completa su ciclo. Con un Alex acosado por la prensa y los políticos desde su cama en el hospital. ¡Definitivamente recomendable! Una joya cinematográfica y de lo mejor que filmó el gran Stanley, se dice que para la escena final tuvo que grabar alrededor de 74 veces.
Muy buena reseña, y recomendadisima película.