jueves, abril 10, 2025
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Tuercas y tornillos: El cinismo como forma de vida

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Dr. Mario Alberto Velázquez García | Academia Mexicana de Ciencias
El inicio de un nuevo año generalmente representa la oportunidad de buscar cambios en nuestras vidas. Cambios como bajar de peso, ahorrar, viajar son algunos de los que se escuchan más comúnmente. Les sugiero otro: conviértase en un cínico.

Cuando propongo adoptar el cinismo, me refiero a la escuela filosófica fundada por Antístenes, no la actitud de aquellos que actúan con falsedad o desvergüenza de una manera descarada. En nuestro tiempo, llamarle a alguien “cínico” es un insulto, probablemente bien merecido; cada día son más las personas que sienten tener derecho a pasar sobre los demás, por ocupar un cargo público, tener una camioneta o utilizar ropa de “marca”.

Es poco conocido el significado de esta palabra griega que en realidad quiere decir “mausoleo del perro”. Esto se relaciona a que los primeros filósofos de esta escuela sugirieron que la vida de este animal era un buen ejemplo para las personas: un perro vive sin preocuparse por la moral, por el qué dirán los demás de su comportamiento y que se concentra en el momento presente, no está atado a un pasado o un futuro que todavía no llegan. El ser considerado un “perro” era un insulto común en Grecia, y hacía referencia a la gente poco “civilizada”; los cínicos, sostenía que seguir los principios de la sociedad no hace nuestra vida mejor, por el contrario, nos condena a una serie de reglas y restricciones.

Un libro muy recomendable para introducirse en la filosofía cínica es el de Eduardo Infante titulado “No me tapes el sol”. Este nombre deriva de una famosa anécdota del encuentro entre Alejandro Magno y uno de los principales cínicos: Diógenes. El emperador acudió en búsqueda del filósofo buscando su conocimiento. Al encontrarlo, Alejandro ofreció al cínico que el podría concederle cualquier cosa que deseara, después de todo era el emperador. A lo que Diógenes -quien se encontraba tirado en un prado-, respondió: no me tapes el sol. Los cínicos fueron los primeros anarquistas pues consideraban que el gobierno, en cualquiera de sus formas, era un conjunto de restricciones a la libre acción de los individuos en su búsqueda del verdadero propósito de nuestras vidas: la felicidad.

La filosofía cínica se basaba en cuatro principios centrales: primero, vivir lo más cercano a la naturaleza, lo que significaba entre otras cosas, no consumir o transformar el medio social más allá de lo indispensable, así como respetar a todas las especies como iguales, pues, a fin de cuentas, no somos más que otro animal que habita este planeta. Segundo, las necesidades, los deseos constantes limitan nuestra propia libertad; las cosas materiales no nos poseen, sino que nosotros nos convertimos en esclavos de ellas, dado que necesitamos cuidarlas, renovarlas, acumularlas. Tercero, todas las personas somos iguales, nadie es inferior a nadie. Los cínicos fueron los primeros filósofos en considerar a las mujeres como iguales a los hombres (hubo mujeres filósofas cínicas, en una época donde las mujeres no podían estudiar); nadie puede ser considerado como superior o con mayores privilegios que otro. Cuarto, la vida tiene como meta final la felicidad, la que se consigue por medio de la virtud, es decir, cultivar una moral y una actitud de servicio ante nuestros hermanos, las otras personas. La mayor felicidad proviene de una vida con propósito, y este está en ayudar a los demás.

La vida desde el cinismo no es un camino sencillo, sin duda, pero es por mucho, más lleno de autorrealizaciones que aquellas vidas que están constantemente preocupadas por la opinión de los demás, por la acumulación absurda de bienes, reconocimiento o poder. El cambio climático y la pandemia de Covid han mostrado lo absurda e insostenible que son las metas actuales que la sociedad nos ofrece. Tal vez, el cinismo es un mejor propósito de año nuevo que cambiar nuestro carro o bajar de peso.Separador - La Chicharra

MARIO ALBERTO VELÁZQUEZ GARCÍA
Profesor- Investigador de El Colegio del Estado de Hidalgo.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología, El Colegio de México. Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal en El Colegio Mexiquense. Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la Revista: “Revista Científica de Estudios Urbano Regionales Hatsö-Hnini”, www.revistahatsohnini.com.mx.

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