Tuercas y tornillos: ¿Por qué tengo que hacer fila para vacunarme? Los estados clientelares y las filas de espera
Dr. Mario Alberto Velázquez García | Academia Mexicana de Ciencias
Las vacunas contra el Covid19 nos recordaron a todos, a unos más que otros, lo que significa esperar en una fila. En algunos casos, particularmente en los primeros días de la vacunación, pero ahora más recientemente con la aplicación de los refuerzos o las inoculaciones para los más jóvenes: estar formado genera una sensación incómoda, frustrante y agotadora de estar por horas esperando por recibir un servicio público (que nosotros pagamos con nuestros impuestos): en este caso la esperada vacuna.
Algunas personas, la mayoría de ellos cercanas al actual gobierno federal, han comentado su experiencia de formarse por las vacunas como un acto “igualador” y “democratizante”, donde todos los ciudadanos fueron tratados de la misma manera para recibir las vacunas. Pero ¿Esto es verdad? ¿Debemos estar agradecidos por tener que formarnos para recibir las vacunas? ¿La espera en una fila es algo “normal”?
El investigador Javier Auyero, escribió el libro “Pacientes del Estado”, donde analiza el trato que reciben las personas que buscan acceder a los servicios sociales en Argentina. En este trabajo podemos ver que la gente requiere hacer filas por horas, muchas veces para descubrir que ya no van a ser atendidos, que los requisitos cambiaron, que les falta un papel, que esta no era la oficina adecuada (¿algo de esto les suena familiar?). Hacer fila, significa largas demoras, enfrentar la lluvia, el sol, el cansancio y llevar consigo a niños pequeños o personas de la tercera edad.
El autor de Pacientes del Estado busca entender este fenómeno, ¿Las filas son acaso una acción intencional del Estado contra sus ciudadanos? Javier Auyero no cae en esta explicación fácil, por el contrario, sostiene que es una “estrategia sin estrategia” es resultado de una serie de mecanismos con el que el estado busca “educar” y dominar a los grupos sociales. Algunas de estas estrategias buscan ser visibles y cambiar o terminar con comportamientos que son considerados como riesgosos para un cierto orden de cosas; por ejemplo, los vagabundos, la venta de drogas, las protestas sociales o la invasión de edificios abandonados. En estos casos el Estado utiliza cuerpos de control visibles como la policía, el ejército o incluso grupos armados paramilitares. Otro conjunto de mecanismos no tiene como objetivo terminar con algún comportamiento, sino únicamente generar una regulación sobre dichos procesos y al mismo tiempo, educar a las personas. Este es el caso de los trámites burocráticos para acceder a los servicios sociales. Estas organizaciones no funcionan bajo las reglas de eficiencia y racionalidad de las burocracias teorizadas por Max Weber, por el contrario, en su funcionamiento las burocracias estatales funcionan por intereses de grupo (o del titular en turno), decisiones a veces contradictorias entre los distintos mandos, escasos medios para cumplir su labor, poca o nula preparación de los funcionarios encargados de atender a las personas, entre otras.
Auyero resalta que este funcionamiento malo, impredecible y poco confiable de las burocracias es el reflejo de una relación entre un gobierno y la población. Esta es por supuesto, una relación desigual y una forma de dominación. El ejercicio del poder de un grupo sobre otro requiere de la legitimación, es decir, que el grupo dominado acepte, por alguna razón, que el otro tiene el derecho de mandarle. En la pedagogía de los gobiernos clientelares, las largas filas y la espera, son mecanismos para enseñar a las personas paciencia, obediencia y agradecimiento una vez que la larga espera permite acceder al servicio esperado.
Desde esta perspectiva la espera por la vacuna obedece a la operación de una burocracia clientelar, que ha mostrado notables contradicciones en el manejo de la pandemia, y una dosificación de los recursos (como las vacunas) que parece obedecer más a lógicas políticas que a una estrategia epidemiológica. Las filas no son normales, no son democráticas, son una forma de dominación y control.
MARIO ALBERTO VELÁZQUEZ GARCÍA
Profesor- Investigador de El Colegio del Estado de Hidalgo.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología, El Colegio de México. Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal en El Colegio Mexiquense. Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la Revista: “Revista Científica de Estudios Urbano Regionales Hatsö-Hnini”, www.revistahatsohnini.com.mx.