viernes, noviembre 22, 2024
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Tuercas y tornillos: El trabajo burocrático en la era post Covid19

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Dr. Mario Alberto Velázquez García | Academia Mexicana de Ciencias
La pandemia del Covid19 está convirtiéndose en un tema secundario, esto no significa su fin, sólo que ha perdido el principal foco de atención de la sociedad y los gobierno. En las noticias, pero también en las conversaciones cotidianas, los temas relacionados a este virus han dejado de ser los primeros que salen a la conversación, para ocuparnos de nuevas problemáticas emergentes como la invasión de Rusia a Ucrania, preocupaciones previas a la pandemia como la marcha de la economía y nuestra absurda manía colectiva por ignorar el calentamiento climático. Sin embargo, algunos de estos temas ya no son los mismo después del COVID, han sufrido una transformación. Uno de ellos es el trabajo burocrático.

El trabajo de las burocracias sea este el de agencias públicas o privadas han ocupado un papel central en el funcionamiento de las sociedades modernas durante buena parte del siglo XX y las primeras décadas del siglo XXI. Esta forma de organización del trabajo se basaba en una jerarquía, una serie de normas y reglamentos, una clara división del trabajo y la profesionalización de los puestos, entre otras. Una característica de las burocracias que es poco mencionada es su tendencia a concentrar a sus empleados en espacios confinados (como las oficinas). Esta organización espacial y administrativa de la burocracia es un juego de espejo con la industrialización a partir del modelo fordista de la “línea de producción” que funcionaban a partir de grandes fábricas donde se elaboraban todos los componentes de un producto.

El modelo de organización burocrática tuvo una lógica organizacional que funcionó razonablemente bien por varias décadas, pero los adelantos tecnológicos y el cambio en los modelos productivos han ido transformando la operación de las empresas. Las grandes burocracias de las compañías han dado paso a pequeños núcleos cada vez más tecnificados. La pandemia del Covid19 fue un tiro de gracia al viejo modelo burocrático de las compañías, particularmente en el tema de sus oficinas físicas; las empresas comenzaron a comprobar que su operación se mantenía y, en varios casos funcionaba mejor, con sus empleados trabajando desde la comodidad de sus casas o de cualquier lugar donde ellos escogieran para conectarse. Diversas empresas en ciudades como Londres, Paris o Nueva York han cerrado sus oficinas (lo que también les permite ahorra en el alquiler o mantenimiento de los edificios) para dar paso a un funcionamiento a distancia.

Esta flexibilización del trabajo constituye un nuevo modelo de ocupación del espacio que, sin duda, terminará por adoptarse en las burocracias estatales, de la misma forma que en el pasado estas organizaciones públicas han adoptado por otros modelos organizativos provenientes de las empresas. En el caso de nuestro país, la Ciudad de México ha sido pionera en el desarrollo de programas que han flexibilizado el lugar de trabajo de algunos empleados, específicamente, aquellos que su labor no requiere del contacto con la gente. Esto tiene beneficios para los empleados, pero también para el mismo gobierno como la disminución del número de empleados en las distintas áreas, pero también para la misma ciudad porque disminuye el desplazamiento de personas en una ciudad de por sí congestionada. En distintos países se ha reportado un aumento en la productividad de las empresas, organizaciones y universidades por el trabajo en casa, lo que constituye otro argumento de gran peso para considerar esta modalidad de trabajo.

Una razón emergente para considerar el trabajo desde casa como una opción para las organizaciones públicas y privadas son los efectos en la salud pública por el Covid, particularmente los efectos de mediano (y tal vez largo) plazo de esta enfermedad: el llamado “largo Covid”. Las afectaciones por esta enfermedad plantean un problema para los tradicionales sistemas con que la burocracia maneja las enfermedades; la dicotomía “sano- enfermo (incapacidad)” no opera en estos casos. Las personas con síntomas post- Covid está en una zona gris que les permite trabajar, pero no cumplir desde una oficina las jornadas de 8 horas. Ente otros síntomas las personas presentan: cansancio extremo, ataques de pánico, daños en los pulmones o en otros órganos del cuerpo, dolores en el cuerpo, inflamación, pérdida de memoria, entre otras. Sin embargo, el trabajo híbrido (casa y oficina) les permite a estas personas continuar con su labor. Es momento de repensar desde las políticas públicas, los sistemas de salud, las leyes laborales, los modelos de productividad económica y las prácticas cultural respecto al tema del trabajo de oficinas, dado que son millones de personas las que tienen los efectos post -Covid.

Separador - La Chicharra

MARIO ALBERTO VELÁZQUEZ GARCÍA
Profesor- Investigador de El Colegio del Estado de Hidalgo.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología, El Colegio de México. Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal en El Colegio Mexiquense. Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la Revista: “Revista Científica de Estudios Urbano Regionales Hatsö-Hnini”, www.revistahatsohnini.com.mx.

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