Celuloide: Martin Scorsese
Por Jesús Ricardo Félix
Tan solo con pronunciar su nombre da la sensación de que hablamos sobre un actor consagrado en las marquesinas de Hollywood aunque se trata de alguien que actúa normalmente detrás de las cámaras. Martin Charles Scorsese nace en la pequeña Italia de Nueva York un 17 de noviembre de 1942. Va comenzar a dirigir sus primeros trabajos a fines de la década de los sesentas llegando a encontrar un estilo más o menos consolidado a mediados de los setentas. Scorsese pertenece a la generación de realizadores identificados con el Nuevo Hollywood que modernizaría a la industria cinematográfica con influencias del neorrealismo italiano, el western y el cine noir. A pesar de incluir una variedad de temas a lo largo de su trayectoria cinematográfica Scorsese es reconocido o etiquetado dentro del cine gánster tomando en cuenta algunos de sus máximos éxitos como son las ya clásicas Goodfellas y Casino.
El neoyorquino muestra rasgos de un director de arte pero a la vez conserva elementos de las películas taquilleras. Algunos de los actores que más repiten dentro de su filmografía son Harvey Keitel, Willem Dafoe, Robert De Niro y en la etapa moderna Leonardo Di Caprio. Los personajes de Scorsese, al igual que Woody Allen, tienen su hogar en Nueva York, aunque no se encuentren físicamente en el lugar son retratados bajo el espíritu del neoyorquino. Esa mini Italia que vivió el director en su infancia se refleja en protagonistas violentos que a la vez pueden ser devotos del catolicismo, aunque llenos de culpa, ambiguos, complejos. No son películas para toda la familia siempre predomina el lenguaje vulgar, excesiva violencia, algo de sexo, algo de cine y los personajes villanos que son una especie de antihéroes. Aquí en Celuloide celebramos el cumpleaños del neoyorquino con un listado de lo que consideramos tres de sus mejores películas.
Taxi Driver (1976)
Travis es un ex combatiente quien después de la guerra de Vietnam no se puede reinsertar a la sociedad, el personaje sufre de insomnio por lo que lo resuelve trabajando de taxista. Desde ese escaparate es testigo cercano de la vida nocturna de la ciudad. Se enamora de una mujer que trabaja en una campaña política, pero su forma de ser tan extraña termina por asustarla. Travis podría ser un antihéroe, un red neck seguidor de Trump a favor de la segunda enmienda pero como buen personaje de Scorsese tiene su ambigüedad por lo que lucha contra un padrote interpretado por Harvey Keitel, para rescatar a una joven Jodie Foster, quien personifica a una prostituta.
Goodfellas (1990)
Desde niño Henry crece en un barrio donde los mafiosos son los personajes más exitosos y respetados de la comunidad. Aquí el director va utilizar una narrativa común en su filmografía donde describe a los personajes desde su infancia, como se ven transformados por la sed de poder y ambición que los llevan a la cúspide pero que a la vez se traduce en el motivo de su posterior caída. Originalmente se iba llamar Wise guy pero fue derivando en el título de Buenos muchachos. Joe Pesci ha descrito cómo Scorsese les permitía improvisar en las escenas, cuya libertad derivo en algunas exquisiteces como la de la famosa escena de “Funny guy”. Después de esta película el tema gánster iba cobrar otras proporciones derivando en grandes producciones como Los Sopranos.
El lobo de Wall Street (2013)
De acuerdo, sé que hay mejores películas en la filmografía de Scorsese pero si tuviéramos que elegir alguna de la última etapa sin duda la del Lobo de Wall Street sería una de las mejores. En Di Caprio, Scorsese encontró una cara conocida que derivaba en las mayores taquillas de su carrera. Aparte de popularidad, trabajar con este tipo de actores le ganaba prestigio y reconocimiento ¿De que otra manera se explica que fuera en dicha etapa donde finalmente se haría acreedor a un Oscar? Di Caprio interpreta el ascenso y caída del corredor de bolsa Jordan Belfort, como ocurre en tantas películas de Scorsese, la voz del protagonista va narrando las acciones que lo llevaron a la cima. Cocaína, sexo, lujos, son algunos de los fetiches que rodean la vida cotidiana del personaje que utiliza el poder de la palabra para convencer a ricos de invertir en acciones de poco valor. Así el personaje entrena a sus súbditos mentalmente para reproducir su fórmula y enriquecerse como jamás lo habían soñado.