Tuercas y tornillos: Crónicas del mundial. Primera parte






Dr. Mario Alberto Velázquez García | Academia Mexicana de Ciencias
Empecemos con una idea: los mundiales de futbol reflejan distintas características de nuestra sociedad mundial.
Primero: en la actualidad, la economía es el eje central de las relaciones entre países. El mundial de futbol evidencia esto de una manera clara- Esta “competencia deportiva” no se trata de fraternidad, valores compartidos o incluso amor al deporte, es uno de los mayores negocios que existen entre los eventos deportivos si consideramos la cantidad de países que participan desde las eliminatorias, hasta el número de personas alrededor del mundo que observan los partidos.
La realización del mundial en Qatar es la mayor demostración de que este es un evento económico que esta a la venta del mejor postor, en este caso, un pequeño país con una cantidad sorprendente de dinero para obtener la sede de la justa deportiva pagando el costo que fuera necesario. El día de hoy, a una semana de que inició la competencia, la Unión Europea anunció su intención de proceder contra la Federación Internación de futbol (FIFA por sus siglas en ingles) por presunción de sobornos en la asignación de la sede mundialista a Qatar. Claro que la demanda fue convenientemente hecha en medio de la competencia, lo que aumentará el morbo e interés por el evento y al mismo tiempo permite lavar la cara de los países europeos por asistir a un evento en un país que sin tener la menor tradición futbolística (no existe una liga local histórica, los estadios fueron hechos ex profeso para estos partidos y la mayoría serán desmantelados o reconvertidos una vez terminado el evento), con serias acusaciones por sus prácticas de derechos humanos, pero que tenía los recursos para convencer al mundo del futbol.
Segundo: las sociedades actuales son un espectáculo. El mundial de futbol es una especie de concierto (deportivo), es decir, está organizado meticulosamente para congregar a la mayor cantidad de espectadores, tanto en los estadios como frente al televisor y con ello obtener el mayor margen de ganancia posible por medio de patrocinadores, pago de derechos y toda la mercadotecnia de ventas de productos alrededor de cada uno de los equipos o jugadores. El mundial no fue construido para ser una competencia justa donde “gane el mejor”. Todo lo contrario, desde el mismo llamado “sorteo” para los grupos que disputaran los partidos, existe una preselección que permite que las selecciones más importantes no se enfrenten entre sí en los primeros partidos y de la misma manera, las siguientes rondas de los juegos (octavos, cuartos de final, semifinales y finales) buscan asegurar que los mejores siempre enfrente equipos menos fuertes; el primero se enfrenta al segundo de otro grupo. Adicionalmente, vemos como Francia, Holanda, Estados Unidos, Inglaterra cuentan con una gran cantidad de migrantes, estos sí son convenientemente nacionalizados para que representen a estos países ricos, por lo que sus países de origen pierden a sus grandes promesas; el mundial no es una competencia entre iguales, es una de estas enseñanzas culturales donde los países ricos muestran a los pobres cuál es su lugar y porqué lo merecen. La copa del mundo es un mecanismo de legitimación de la desigualdad internacional.
Tercero: los avances civilizatorios son siempre temporales y pueden existir retrocesos. Los espectadores este tipo de espectáculos deportivos han mostrado tener una “piel más dura” contra los distintos temas relacionados a derechos humanos o desigualdades de genero que han sido tan criticados en la construcción de los estadios y en la vida cotidiana de las mujeres en Qatar. El mundo decidió ver el mundial e ignorar momentáneamente todas estas cuestiones. En pleno mundial, un grupo de aficionados argentinos cantaron orgullosamente en una transmisión en vivo de su país rimas discriminatorias por raza y genero contra Francia y sus jugadores. Ninguna reacción por las autoridades que organizan el mundial. Al mismo tiempo, la FIFA abrió una investigación contra Ecuador y México (expedientes diferentes) acusando a sus aficionados de gritar insultos denigrantes por genero contra los árbitros. ¿Cuál fue la diferencia entre lo que hicieron los argentinos, los mexicanos y los ecuatorianos? Que los dos últimos lo hicieron dentro del estadio cuando se estaba jugando los partidos. Al menos en esto podemos reconocer la coherencia de la FIFA: como las muertes de los trabajadores que construyeron los estadios, la violación de derechos humanos y de genero contra la población y las mujeres de Qatar se produce fuera de los estadios ellos no pueden intervenir ni en estos casos ni en el de los argentinos. Como dirían los jóvenes ahora: en fin, la hipotenusa.
MARIO ALBERTO VELÁZQUEZ GARCÍA
Profesor- Investigador de El Colegio de Sonora
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología, El Colegio de México. Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal en El Colegio Mexiquense. Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la Revista: “Revista Científica de Estudios Urbano Regionales Hatsö-Hnini”, www.revistahatsohnini.com.mx.





