viernes, noviembre 22, 2024
ColaboraciónDe mente abierta y lengua grandeGastronomía

De mente abierta y lengua grande: La salsa prieta

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Chef Juan Angel | @chefjuanangel

-¡Ya se están poniendo prietas las botellas!- decía Amalia entre dientes mientras las tomaba, para sacudirlas, desde la parte más alta del estante de madera color verde -Qué se me hace que mejor las voy a mover de lugar para ver si así llaman más la atención de la clientela- inmediatamente bajó las 15 botellitas, las puso sobre el mostrador, enseguida quitó las latas de sardinas del centro del estante -Al cabo que estas se venden solitas- y ahí colocó las botellitas, todas con la etiqueta mirando al frente, escrupulosamente ordenadas.

-Amalia, dice mi mamá que le fíes una lata de esas- y apuntando al centro del estante, Juanito expresó una mirada de tristeza -Aquí está- dijo Amalia y entregó una lata al susodicho. Juanito llegó a casa con una nueva noticia -Amá, verás que llegué en que la Amalia y tenía un movedero de cosas en la tienda, donde estaban las sardinas puso una botellitas de vidrio con una cosa colorada y oscura, tenían un periquito amarillo dibujado ¡Se me hace que es una miel para los panquequis!- dijo Juanito emocionado.

Un domingo a media mañana, después de salir de misa, Juanito y su mamá llegaron con Amalia a pagar lo fiado del mes -¡Mira mamá, mira mamá! Esa es la botellita que te dije- Juanito, con ojos llenos de ilusión, brincaba detrás del mostrador para señalar la botella -Es uno de los productos más novedosos que llegaron de Hermosillo- dijo la encargada, bajó uno y lo puso frente al rostro del pequeño -Dicen los anuncios de las revistas que a los niños les encanta- Juanito sacó una pequeña billetera con dibujo de Topogigio y comenzó a contar monedas y billetes que había ahorrado desde la última Navidad – A ver, 500, 750, 1 600, 3 000, 10 500, tengo 10500, ¿me alcanza?- preguntó con ilusión mientras veía fijamente al periquito que tenía la botella en la parte central de la etiqueta -Sí te alcanza Juanito, hasta te sobran 4 000 pesos- Amalia envolvió la botella en un trozo de papel estraza para protegerla y se la entregó al pequeño en sus manos. Juanito llegó a casa y la puso junto al salero, la azucarera y el frasco de café soluble.

Pasaron las semanas, y una mañana mientras desayunaba, apareció un comercial en el televisor blanco y negro donde un niño vertía el contenido de la botella sobre el plato de comida; Juanito tomó la suya, la abrió con muchas fuerzas y la agitó para dejar caer el contenido sobre su desayuno –Amá, se me hace que no sirve, se quedó pegada al vidrio- su mamá volteó desde la cocina y le dijo -¡Métele la cuchara!- al ver que la cuchara no cabía por el cuello de la botella, Juanito usó el mango para sacar el contenido y vaciarlo sobre las tortillas de maíz guisadas con huevo. La salsa catsup ya estaba a punto de caducar, pero la falta de color en el televisor no le permitió enterarse que el color debía ser rojo intenso. Desde hace 34 años, Juanito come siempre el huevito con catsup.

En su origen, la salsa catsup no era preparada con jitomates, las primeras versiones llevaban anchoas, vino y especias; se dice que su objetivo principal era ocultar sabores desagradables de algunos ingredientes o platillos para volverlos comestibles y sabrosos. Lo mismo que le sucedió a Juanito, que jamás dejó de ponerla en su huevo con tortillas.

Chef Juan Angel – Licenciado en Periodismo y chef profesional, conductor de televisión, creador de contenidos gastronómicos y embajador de marcas de alimentos.

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