Tuercas y tornillos: La película “¡Qué Viva México!” y la llamada cuarta transformación
Dr. Mario Alberto Velázquez García | Academia Mexicana de Ciencias
El cineasta mexicano Luis Estrada presentó su última película “¡Qué viva México ¡”. En esta nueva producción, al igual que en sus anteriores creaciones, el director busca presentar una visión crítica sobre nuestro país utilizando la comedia y un pueblo pequeño como recursos narrativos, – en su caso ya un poco trillados y repetitivos, – sobre lo que sucede en todo el país.
A diferencia de la suerte que tuvieron sus anteriores películas, esta recibió duras críticas por parte del presidente Andrés Manuel López; la calificó como un “churro” (mala) que iba a complacer únicamente a los críticos de su gobierno. Esto resulta contrastante si recordamos que este mismo personaje político había utilizado las películas de Estrada como un recurso para criticar a las anteriores administraciones, incluso algunos de los actores de esas películas como Damián Alcázar, son claros partidarios de este gobierno. ¿Por qué molesto tanto al presidente la película ¡Qué viva México!?
La película, aunque esta centrada en el drama de una familia alrededor de una herencia, retrata de una manera cruda algunos de los problemas que existen en lo que la sociología llama el “capital social obscuro”. Es decir, aquellos lazos sociales que son muy cercanos, como la familia, y que mantienen un control sobre los comportamientos y recursos de los sujetos.
El capital social obscuro, lejos de ser una ayuda para aquellos que están involucrados, son una carga que obliga a las personas a restringir sus comportamientos, limitar sus opciones y reproducir círculos de abuso en nombre de roles y normas sociales como “los deberes hacia los padres”, “la solidaridad entre hermanos” o “la importancia de no olvidar la familia”.
Por supuesto esta película se enfoca exclusivamente en resaltar la parte negativa (el capital social obscuro) de las familias, pero existen muchas características que hacen de esta forma social de relación la base fundamental de cualquier sociedad. Sin esta forma de lazo, la misma reproducción de cualquier grupo social humano sería imposible. En el caso de México, no se podría entender la atención a las infancias, enfermos mentales o personas mayores (por mencionar tres grupos) sin la red de solidaridad familiar. Las remesas que mandan los mexicanos desde Estados Unidos son el mejor ejemplo de la importancia que tiene la familia para la continuidad de amplias zonas de nuestro territorio.
Regresando a la película ¡Qué viva México!, esta retrata una familia parasitaria, individualista y aprovechadora. El tema, es que esta familia no es cualquiera, es parte del “pueblo bueno” sobre la que el presidente actual de México cimentó su proyecto de transformación nacional; estas son las personas que están encabezando y experimentando las ventajas de su gobierno. Desde la visión de Luis Estrada el nuevo gobierno no ha logrado generar ningún cambio significativo en la reproducción del capital social obscuro, por el contrario, ha generado un nuevo lenguaje y motivos para abusar de aquellos miembros de la familia que han salido adelante por su propio esfuerzo: los fifís de clases media son parte del nuevo enemigo a combatir, aunque sean parientes.
Me parece que es esta parte la que desató el enojo presidencial, más allá de que la película muestra que los mismos políticos siguen operando de las mismas maneras bajo un nuevo partido: cualquier revolución política que no logra provocar un cambio cultural, es una revolución fracasada; los revolucionarios francés, chinos y rusos lo entendieron perfectamente. Luis Estrada en su película ¡Qué viva México!, sostiene que la cuarta transformación no ha logrado un cambio cultural ni en la base social de este movimiento ni en las elites que gobiernan. Es decir, no se ha generado ningún cambio significativo en las estructuras sociales, políticas y económicas de la sociedad mexicana después de casi cinco años del gobierno de Andrés Manuel López. Desde esta perspectiva es entendible la molestia y descalificación presidencial a esta comedia sobre la realidad nacional.
MARIO ALBERTO VELÁZQUEZ GARCÍA
Profesor- Investigador de El Colegio de Sonora
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología, El Colegio de México. Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal en El Colegio Mexiquense. Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la Revista: “Revista Científica de Estudios Urbano Regionales Hatsö-Hnini”, www.revistahatsohnini.com.mx.