lunes, abril 7, 2025
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Celuloide: Indiana, Indiana

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Por Jesús Ricardo Félix
Jesús Ricardo FélixUna disculpa si estamos un poco atrasados en lo que respecta a la oferta cinematográfica del presente verano les prometo ponerme al corriente. Y es que en los últimos días han marcado la agenda dos películas muy esperadas en diferentes categorías: la primera de ellas es Barbie y la segunda Oppenheimer. De la primera sabemos que está basada en una muñeca, lo que pensábamos sobre ella es que iba atraer a una audiencia infantil o “infantilizada” pero la primer sorpresa es enterarnos que es clasificación PG13. Después las críticas parecen favorecer a la popular comedia, la serie de memes y fenómenos que ha desatado por su capacidad de mercadeo es simplemente impresionante. Hot dogs rosados, tacos de Barbie, padres de familia disfrazados, chicas en Instagram tratando de emular a Margot Robbie, discusiones en la calle sobre el machismo de Ken simplemente han terminado por despertar nuestra curiosidad. De la propuesta más reciente de Christopher Nolan sabemos que trata sobre la bomba atómica, que el estilo del realizador dista mucho de lo comercial y que dura alrededor de tres horas. Tema curioso el hecho de que Oppenheimer se ha vendido como la contraparte del mundo rosa de Barbie o fusionado como antítesis al grado de acuñar el termino Barbieheimer. Es por eso que en este fin de semana en El Celuloide nos refugiamos en la nostalgia ochentera de Spielberg para hablar sobre Indiana Jones y el dial del destino. Indiana Jones and the Dial of Destiny, por su nombre en inglés, es una película norteamericana dirigida por James Mangold, director reconocido por películas como The Wolverine (2013) y Logan (2017).

La apuesta de los productores por sagas como Indiana Jones tiene su lado positivo y negativo:
El aspecto positivo es que por más chafa que esté la historia, los amantes del cine ochentero terminaremos por consumir su producto, aunque sea para acordarnos de las primeras aventuras del popular arqueólogo del sombrero y el látigo.
El lado negativo es que por tratar de adaptarse a la modernidad y atraer a las nuevas generaciones, sacrifica muchos de los ingredientes que la hicieron triunfar en un inicio.

Para empezar, un Harrison Ford de ochenta años, rejuvenecido por los efectos especiales, le cede terreno a su coprotagonista Phoebe Waller-Bridge, alias “Fleabag” (protagonista de la serie inglesa). El padrino y su ahijada, lucharán a tres caídas sin límite de tiempo con el tradicional enemigo de Indiana y Spielberg y George Lucas: los Nazis. Ya no son los alemanes los malvados imperialistas que trataban de arrebatar los tesoros arqueológicos de las diferentes culturas, estamos en el 2023, pero en fin hay que respetar las tradiciones. El villano aquí es interpretado por el talentoso actor danés Mads Mikkelsen. La persecución es provocada por un curioso artefacto inventado por el matemático griego Arquímedes, y solo la mancuerna de Indiana y Helena tienen el conocimiento suficiente para descifrar los acertijos que les impone el pasado.

La película es medianamente recomendable, visualmente James Mangold cumple con las expectativas y es capaz de empatar a Spielberg, pero falta algo de la esencia del Indiana de los ochentas. Hay persecuciones en motos, caballos, aviones, trenes en marcha, peleas y escenas donde observamos un Indiana Jones a punto de jubilarse, difícilmente va poder protagonizar todas las escenas ¿Pero qué se puede esperar de un Indiana Jones sin Indiana Jones?

Destacan en el reparto el carisma de la actriz Phoebe Waller-Bridge y un sobresaliente Mads Mikkelsen, pero en la alargada despedida de Indiana parecen recordar las palabras de la canción de los Hombres G: “Indiana Indiana ya me tienes hasta la banana”.

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