Tuercas y tornillos: La Argentina de Milei y el triunfo del individualismo feroz
Dr. Mario Alberto Velázquez García | Academia Mexicana de Ciencias
El resultado de las elecciones en Argentina ha generado numerosos comentarios. Muchos se sorprenden por el resultado, y la mayoría de ellos presagian una etapa caótica, un “salto al vacío” para el país. Sin embargo, también hay quienes celebran esta victoria como propia, renovando sus esperanzas en medio de un tiempo en el que Latinoamérica parecía estar girando nuevamente hacia la “izquierda” después de las elecciones en Brasil y Chile.
Desde una perspectiva sociológica, el triunfo de Milei puede entenderse como la victoria del individualismo feroz. Es como si la sociedad argentina se sintiera atrapada en una habitación en llamas, donde las personas reaccionan impulsivamente, arrastradas por un deseo apremiante de supervivencia, sin importar el costo. Todos buscan abrirse paso hacia la salida, incluso si esto implica golpear, pisotear o dejar atrás a personas indefensas.
Las recurrentes crisis, la inflación, el desempleo y la corrupción en una parte significativa de los partidos y políticos de Argentina han generado en la población una sensación de desesperación, como si estuvieran atrapados en una trampa con pocas salidas visibles. Frente a este escenario, la propuesta de Milei refleja el estado socioemocional de la mayoría: ya no podemos confiar en el Estado para resolver nuestros problemas; de ahora en adelante, cada uno está solo y debe procurar su propia supervivencia de la mejor manera posible.
En un contexto donde los mecanismos colectivos no ofrecen soluciones inmediatas a los problemas más apremiantes, las ideas “liberales” surgen como una alternativa. Cada individuo peleará desde sus propias actitudes, recursos y posibilidades para sobrevivir. Sin embargo, aquí surge una trampa inicial. El individualismo no considera las desventajas con las que algunos inician esta competencia, ya que eso es un problema individual. El mercado se beneficia de la continua sobrevaloración que las personas tienen de sus propias habilidades; el capitalismo funciona gracias a esta perspectiva, donde todos trabajan y se esfuerzan pensando que serán los próximos millonarios, famosos o exitosos. Sin embargo, se requiere una gran cantidad de personas explotadas para que unos pocos alcancen la cima de esta pirámide.
Desde esta perspectiva, los fines individuales justifican cualquier medio; la libertad, vista desde la óptica del mercado, no tiene restricciones morales o éticas. Todo es válido para lograr el triunfo personal, pero también todo, absolutamente todo, puede ser comprado y vendido en este mercado continuo de individualismo salvaje, donde las convicciones, amistades y solidaridad son simplemente recursos utilizados a conveniencia.
La solución que Milei ofrece a la sociedad argentina no es nueva en América Latina; de hecho, este continente ya ha sido el laboratorio de un experimento muy similar llamado proyecto “neoliberal” de la denominada “escuela de Chicago”. La novedad quizás radica en la radicalidad con la que busca imponer la misma receta, pero sobre todo en el significado que tiene para la ruptura de una parte del “pacto social” de una sociedad caracterizada por sus lazos comunitarios, su organización política y su capacidad de movilización. Esta nueva Argentina es la casa del individualismo feroz.
MARIO ALBERTO VELÁZQUEZ GARCÍA
Profesor- Investigador de El Colegio de Sonora
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología, El Colegio de México. Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal en El Colegio Mexiquense. Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la Revista: “Revista Científica de Estudios Urbano Regionales Hatsö-Hnini”, www.revistahatsohnini.com.mx.