Celuloide: Memoria
Por Jesús Ricardo Félix
Memoria es una película del 2021 dirigida por Apichatpong Weerasethakul. Apichatpong es un director, productor y guionista de cine tailandés, reconocido por películas como Tropical Malady o El Tío Boonmee, que recuerda sus vidas pasadas. Debo subrayar que es un director que he explorado de manera reciente, por lo que para tratar de entenderlo, hay que mencionar algunos de sus rasgos característicos.
Como buen oriental, su cine no sigue una estructura lineal, característica de occidente, el realizador parece apoyarse de los silencios entre los personajes más que en los diálogos. Aquí la atmosfera puede tornarse más teatral que cinéfila, incluyendo el uso del sonido como un protagonista de la historia. Bajo la misma etiqueta, encontramos elementos mágicos que abordan el mundo espiritual en conexión directa con el mundo de los vivos. Después está el tema del sueño, donde podríamos esperar un toque surrealista, aunque tiende más hacia las fronteras del realismo mágico.
El director parece buscar meterse a la cabeza de la audiencia y jugar con la dualidad de las percepciones, de pronto la vida diurna parece retomar aspectos del sueño, y luego el sueño convertirse a la lógica de la vida diurna. En otro aspecto, el director se transforma un poco en una suerte de activista político. Los personajes suelen estar desconectados de la tierra, buscando algo que les pueda llenar ese vacío, si los individuos están desconectados, el colectivo es un caos que se pierde en banalidades.
En Memoria, Jessica es una botánica inglesa que viaja a Colombia para visitar a su hermana enferma. El personaje sufre de insomnio, y en una noche comienza a escuchar un sonido que la obsesiona. Con ayuda de un técnico en sonido, comienza a tratar de emular el ruido para identificar el origen. El personaje, al explorar el paisaje de la selva, se encamina también en una búsqueda interna de su propia identidad.
En Memoria, no todas las preguntas que se hace la audiencia tienen respuesta del realizador, y eso es una de las riquezas del cine de Apichatpong, el director da espacio a que el espectador participe de la creación con su imaginación despierta y abierta a los estímulos visuales y auditivos. En Memoria, la banda sonora es una de las protagonistas de la historia. En ocasiones notamos que la cámara se coloca un poco lejos y permanece estática algunos minutos. El director nos convierte en voyeristas, contemplando a la distancia a los personajes. En la búsqueda del misterio, Jessica recurre a la medicina para tratar de explicar el significado, después trata de armar el rompecabezas con piezas espirituales que no guardan conexión entre sí.
Memoria es una película definitivamente recomendable, es una película que requiere paciencia, debido a la narrativa poco común de su realizador. Para los que están un poco versados en el tema del budismo, va ser común encontrar elementos relacionados con esta religión. El personaje emprende una búsqueda espiritual que la enfrenta con su entorno, la historia parece ir de la ciudad al paisaje campirano, tratando de hacer una analogía entre la neurosis a la cura.
No sé si el director leyó acerca del inconsciente colectivo de Carl Jung, pero este se refiere a la existencia no solo de un archivo individual, sino a la coexistencia de uno colectivo a través del cual el individuo tiene acceso a la simbología y experiencia de la historia de la humanidad.
En el cine de Apichatpong, los vivos se comunican con los espíritus a través del universo simbólico del sueño, aunque al siguiente día se vuelvan a desconectar sin recordar nada de lo que sucedió.