Die Woestyn: To (Ko) be or not (Ko)be
Por Alí Zamora
Hoy me enteré que ayer (la línea temporal es flexible pero acompáñeme al final de la misma) el basquetbolista Kobe Bryant anunció su retiro… el próximo año; es decir, al final de la presente temporada.
Debo aclarar como es debido que: 1) El baloncesto no es mi deporte predilecto y, por ende, no soy un experto en lo mismo, y 2) Nunca fui fanático de los Lakers de Los Angeles.
Dicho eso, debo decir que el vortex temporal al que Kobe Bryant somete a su organización, es por demás abusivo, pero es un daño que ya estaba hecho. Un jugador que en su momento fue, quizás, el mejor ejemplo de su generación como atleta en un deporte especifico. Loado por su temperamento competitivo, sus habilidades sobre la duela y por su aparente eternidad sobre la misma.
Y muy a pesar de no ser un experto, me parece que tengo suficiente sentido común para saber que lo que dijo Charles “Chuck” Barkley en el programa “Inside the NBA” tiene todo de cierto: “Nadie enjuvenece” (nobody grows younger) (sé que enjuvence no es una palabra propia, pero si quiero transmitir ad peddem letterae lo que Chuck dijo, y debo usar esa expresión, ya que de igual manera el torció una expresión típica en inglés).
¿Qué se deben respetar los cinco anillos de campeonato? ¿Qué se debe respetar el hecho de ser seleccionado el jugador más valioso de la liga una vez y el jugador más valioso de las finales de la NBA dos veces? ¿Qué se debe respetar ser el tercer anotador histórico más prolífico de la liga? Claro, no dije que no.
Pero veamos las cosas claras para todos aquellos quienes no lo han visto, o quieren no verlo.
Y vámonos por partes.
Primeramente, Kobe es un profesional. Es un deportista profesional, pero la clave es ser profesional. Para llegar al escalón de talento al cual este hombre llegó, uno debe estar consciente de sus habilidades físicas y mentales, de sus límites físicos y mentales, y debe aprender a escuchar a su cuerpo. Un hombre bien entrado en sus 30’s que juega 41 juegos de 164 posibles en las últimas dos temporadas debido a lesiones serias que lo malograron como nunca antes, debe saber que su cuerpo está en las últimas.
Y no, no nos hundamos en la creencia de que estamos insultando a Kobe haciéndolo ver como un anciano cuando todavía no entra en sus 40’s, sabemos que eso no es cierto. Así como sabemos que el rigor corporal al que está sometido no es el mismo de una ardua caminata matutina por la autopista de la Costa del Pacífico.
Para pasar de ser un mocoso de Philadelphia a ser “La Mamba Negra”, la presunción es que el atleta debe sincerarse consigo mismo y su cuerpo, aprender sus límites, sus puntos fuertes y aprender a escuchar lo que el cuerpo le dice a su amo. Es la verdad inverosímil que se nos pida al respetable público creer que este tótem de profesionalismo deportivo, en sus dos años tras bambalinas de la lesión no pensó nunca “A lo mejor y ya no aguanto la carrilla”. No sólo se nos pide eso, sino que se nos pide creer que a este guerrero tallado en obsidiana le tomó 16 juegos de la presente temporada (aunque solamente ha jugado en 13 de ellos) para decirle a su cuerpo “Ya chole” de una manera tan rebuscada (con un poema que tiene de poema lo que yo tengo de analista de la NBA) que Evan Oliver lamenta haber gastado sus bromas de “Ya chole” en el magnánimo EPN.
Siguiente.
No, no es respecto al poema.
Esto es respecto a una de las organizaciones de mayor peso en la ciudad donde vivo. Los Lakers.
El Lakeshow terminó. Y no por un anuncio de retiro que se venía arrastrando desde múltiples fracturas y rupturas de ligamentos. Terminó debido a una pobre organización de los dueños, presidentes, managers generales y todos aquellos que tienen la dura tarea de contentar a una de las aficiones más malcriadas y testarudas de los deportes mundiales. Si los reporteros del ámbito deportivo piensan que Florentino Pérez no da la talla en el Real Madrid, es porque no han vuelto la mirada a lo que sucede en el Staples Center.
En los negocios no hay momento que presione más que el presente. Y siendo que hoy en día los clubes deportivos son más un negocio y una fuente de ingreso que aquellas imágenes de clubes (no obstante su doctrina deportiva) que se encontraban bañados en la cultura de sus gentes, de sus fans, de sus pueblos y que servían más a esa incómoda multitud que dolía defraudar: su comunidad (sé que muchos pensaron en los dueños, pero estábamos hablando del pasado).
El hecho de que la organización de los Lakers no cuente con los recursos monetarios ni con el interés de jugadores agentes libres que puedan hacer una diferencia, no es culpa de Kobe Bryant. Bueno, no completamente.
Hay límites no visibles que un dueño dentro de la NBA debe navegar para evitar ser penalizado por sobrepasar el tope salarial, y hay maneras de reclutar novatos y agentes existentes. Pero si uno trabaja con el timón de los Lakers en las manos, ¿qué mejor solución que aventar todo el capital a un contrato multianual multimillonario para un jugador que ya no aguanta? ¿Qué mejor manera de reclutar agentes libres que diciéndoles “Te vamos a pagar el mínimo pero no hay piri, vas a estar en la duela con Kobe”?
Debemos recordar que esta no es la liga de Su (antigua) Majestad Michael Jordan, hoy en día los jugadores son quienes tienen y ejercen un poder mayor con respecto a dónde van y por qué. Y si soy un jugador con talentos arriba del promedio, con varias organizaciones ofreciéndome una oportunidad de ganar un campeonato y otra ofreciéndome sufrir por años mientras una estrella implota a supernova a mi alrededor, ¿con quién voy a firmar?
Uno puede decir que estoy obviando la lealtad que una organización le esta dando a un hombre-ícono por sus años de servicio. Y los artículos ya se comparten a través del internet proclamando una libertad para Kobe y para los Lakers, al anunciar su retiro, un futuro prometedor está a la vuelta de la esquina (no obstante el hecho de que hay 66 juegos por disputarse).
Pero ¿es lealtad decir “Este es el dinero/contrato que merezco” cuando las cantidades no reflejan el “valor” actual? ¿Es lealtad decir al resto del equipo “Ustedes son el futuro pero el que va a jugar es Kobe” sin importar que su calidad sea deplorable?
Es posible, pero mientras las personas se debaten al respecto y prefieren olvidar un futuro incierto, la constante es “no importa, es la última temporada y tenemos que ver uno de los últimos juegos de La Mamba Negra”.
Sí, eso es innegable. Esta es la última temporada de Kobe Bryant, y es posible que las personas quieran observarlo en vivo por una última vez. Pero también debemos recordar que el último juego de La Mamba Negra sucedió en algún momento de la temporada 2012-2013.
Es decir: virtualmente, Kobe tiene dos años que se retiró.
http://www.theplayerstribune.com/dear-basketball/
El Alí. No soy de donde vivo, ni vivo de donde soy; pero si pienso lo que digo, puedo decir lo que pienso.
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