Espejo desenterrado: Empezar todo de nuevo
Por Karla Valenzuela
Comienza el 2016 y a la cabeza se me viene una frase del buen León Gieco: “Para poder seguir tengo que empezar todo de nuevo”, y sí, es ésta, sin duda, la oportunidad para reiniciar nuestras vidas, completar ciclos, reanudar el camino hacia las buenas cosas que nos ofrece el destino.
Curiosamente, desde niña, he relacionado el Año Nuevo con la renovación. Cada año, desde que tengo uso de razón, las ganas de hacerme de nuevos hábitos enteramente básicos eran más el primer día del año; poco a poco, por la vida cotidiana, esas ganas iban acabando, como nos pasa a todos, o casi a todos, creo yo. Sin embargo, la afición –casi deporte extremo- de mejorar y cambiar cosas cada primero de enero persiste y ahora sí, ya con el paso de la vida, ha logrado rendir ciertos frutos.
Y es que la clave estriba, considero, en que en vez de poner los ojos en los defectos, aprendamos a asumir nuestras virtudes, nuestros puntos fuertes para hacerle frente, entonces sí, a lo “malo” de nuestra existencia casi sin darnos cuenta, así, casi sin hacer nada, sólo consolidando más nuestras fortalezas.
Procurar un futuro inmediato –y a largo plazo- prodigioso depende, elementalmente, de un pensamiento positivo; claro, la mayoría de las veces también hay que desprenderse de las personas que nos hacen mal para poder avanzar y, luego, quizás considerar mantenerse cerca de la gente que favorece nuestro andar por la vida, nuestra estabilidad emocional.
Comienza el año y es, como dicen, un momento que nos da 365 oportunidades para hacer todo distinto y mejor. Yo invito a despegarnos de nuestras fallas y afianzarnos de nuestros logros. Sólo así éstos serán más y podremos, de veras, empezar todo de nuevo.
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