viernes, noviembre 22, 2024
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B612 Proyecto, cuerdas: teatro circo, un asteroide en la imaginación

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Carlos Sánchez
Se busca decir con el cuerpo todo. Las herramientas desde la entraña. Una extensión del alma. Los proyectos desde la mente.

Se pretende comunicar. Para lograrlo se acude a los espacios donde caminan las familias. En la plaza. O puede ser que debajo de un árbol. Quizá en la terraza o en el patio de una casa tomada.

Hace rato que Azucena Villalobos (egresada de la Licenciatura en Artes por la Universidad de Sonora), se la vive en persecución de estos espacios; los crea, los toma, en complicidad de una banda que por nombre se identifica como Andamios. Hacen teatro, comparten teatro, enseñan y aprenden teatro.

azucena

Hoy Azucena, en su búsqueda interior, en ese deseo de explorar sus pasiones, su vocación, obedece los dictados de la intuición. Y no cesa hasta construir, a partir de una historia universal, El principito, de Antoine de Saint – Exupéry, el montaje escénico-callejero apto para todo público: B612, un asteroide que habita la imaginación.

De la mano de la amistad de Hilda Valencia, con el estímulo del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Sonora (FECAS), Azucena Villalobos se enreda en sus capacidades histriónicas. Juega a ser feliz, lo es y trepa de una tela, de un aro, encima de una pelota y cuenta los caminos que recorre la fantasía.

Sucedió el sábado por la noche, en el callejón que divide las oficinas de los gobiernos municipal y estatal. Sucedió cuando el aura es la tarde y la vida está en paz.

Entonces los niños y sus padres, la inocencia y la alegría, el deseo de también la risa. Y para conducirnos hacia ella, Azucena Villalobos. En espacio abierto, a merced del transeúnte, con los riesgos que implican los imprevistos, con la necesidad de la proyección de la voz más fuerte, con ahínco, para que todo se escuche.

Contar nunca ha sido fácil, menos cuando en el contar se construye la inteligencia. Azucena presta su cuerpo y es un escribiente al ritmo de las teclas de una máquina de escribir. Esta escena muchas veces repetida es la apoteosis de un momento donde ya a nadie le importa el trajín colectivo, para este momento los espectadores somos parte del guion que se construye. Participamos con nuestra energía, con la mirada atenta.

obra

Ahora el espacio se glorifica con el arte, el silencio de los edificios es la más pura y noble pleitesía para que la historia, las historias, que nos cuenta la actriz, como un juglar, con la destreza perfecta, nos infecten de emoción a quienes abrimos más los ojos, concentramos más los oídos.

Qué linda flor crece en el viento. Qué hermosos asteroide miramos y vivimos. Cuán efectiva es la imaginación y tener un amigo a la de ya. ¿Es amapola, es violeta? Es Azucena. Villalobos.

 


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