Espejo desenterrado: ¿Donde no hay vino no hay amor?
“La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer.” Mark Twain
Por Karla Valenzuela
Resulta que, según las redes sociales, el 20 de mayo es el “Día Internacional del Borracho”. ¡Hágame usted el favor! Como si no existieran todos los fines de semana, los ebrios tienen todavía un día más de “festejo” y, –adivine qué– la iniciativa nació en México y, aunque no se ha formalizado, páginas web e innumerables redes, mencionan la fecha como motivo de celebración.
Y cómo no, si América Latina es la segunda región en el mundo con mayor consumo per cápita de alcohol y México, por lo menos hasta el 2014, se encontraba en el lugar diez, según un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El grupo oficial de Facebook tiene casi 10 mil seguidores. Quienes proponen la creación de este día, argumentan que para todo existe una fecha especial y que no incluir el Día del Borracho, es una especie casi de discriminación.
Aunque la propuesta fue lanzada ya hace unos años, no se ha instaurado como tal, pero es por demás trascendente que habiendo tantos temas qué analizar y tantas ideas que proponer, lo mejor que podemos hacer como sociedad sea pretender que haya una fecha para conmemorar un vicio.
Aunque nadie ha dicho que el alcohol sea totalmente malo ingerido en proporciones adecuadas, es verdaderamente loable –por ejemplo– que haya gente abstemia en una sociedad que, por todos lados, es alcoholizada.
Resulta aplaudible, además, que haya gente que tenga la responsabilidad necesaria para asumir que “si maneja, no toma”, y no precisamente por la gran cantidad de filtros antialcoholes (antes llamados “retenes”) , sino debido a que se tenga una conciencia social de que la percepción del ser humano, sus sentidos, sus emociones, y hasta sus instintos, son vulnerados por el alcohol y esto puede ocasionar serios problemas y, más aún graves consecuencias hacia los demás.
Luego, habría que premiar o alabar el sentido de responsabilidad de quienes no combinan el volante y el alcohol y no ensalzar, así nada más, como si hubiera héroes, al “borracho”.
Eso sí, un dato interesante: la palabra borracho deriva de “borracha” (bota de vino), que en catalán es una mezcla de las palabras “botella” y morratxa (redoma).
Y sí, una copita de vino al día, se dice, que ayuda al corazón y hay quien asegura que una cerveza alivia poco a poco las penas. Sólo pido que el tema de la “borrachez” no se tome tan a la ligera, porque al ratito vamos a querer un día de los que no tenemos día. Por lo pronto, ya qué, ¡salud, así tome alcohol o o agua, no importa!
*Karla Valenzuela es escritora y periodista. Es Licenciada en Letras Hispánicas y se ha especializado en Literatura Hispanoamericana. Actualmente, se dedica también a proyectos publicitarios.