jueves, noviembre 21, 2024
ColaboraciónCulturaEntretenimientoHermosilloMúsicaOpinión

José Carreras: Crónica de un canto que hubiera sido plácido

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

El inicio del Festival del Pitic lo marcó el tenor español que, dicho sea de paso, no fue presentado por nadie antes de entrar a escena

 

Por: Jesús M. Corona M.
El pasado jueves 26 del presente mes tuve la fortuna de asistir a la presentación del tenor José Carreras, que sin lugar a dudas es uno de los tenores más grandes y conocidos del mundo.

Siendo el máximo atractivo del Festival del Pitic, fue designado para el evento inaugural. La participación de este tenor tan prestigiado mundialmente, ubica a Hermosillo a la par de escenarios de la categoría de La Scala de Milán, del Metropolitan Opera House de N.Y., de la Royal Opera House de Londres o de nuestro máximo recinto operístico el Palacio de Bellas Artes, por mencionar algunos. Pero lo que hace más especial este acontecimiento es el hecho de haberse realizado en un escenario popular (incomodo e inusual para estos “divos”, que son disputados por los teatros de primera categoría de las grandes ciudades del mundo) y que, adicionalmente, fue gratuito.

Logré ubicarme en lo más alto del graderío instalado junto al edificio del ISSSTESON y a escasos metros del acceso custodiado por elementos de seguridad. Fueron casi dos horas las que estuve observando el ir y venir de la gente buscando un lugar y que para esas horas lucía casi lleno; calculo que no fueron pocos los que llegaron a las cinco de la tarde -o antes- para conseguir acomodarse en una silla.

fest-pitic-02

Esa larga espera me obligó a ocupar mi mente e imaginar qué hubiera hecho yo diferente de estar a mi cargo la logística de esta presentación estelar, y lo primero que se me ocurrió fue que se podrían haber aprovechado mejor las pantallas instaladas a los lados del foro montado para los distintos espectáculos programados. Esas pantallas estuvieron encendidas, y sin utilizar, desde muy temprano. Alguien con una poquita más de imaginación pudiera haber conseguido videos de José Carreras de alguno de sus múltiples conciertos que, sin duda, hubieran mantenido entretenido a ese público cautivo, ávido de distracción y, además, con ello, hacer menos tediosa la espera; claro, a la vez sería una forma de darlo a conocer a aquellos que no lo conocían e irían preparando a los asistentes para su presentación en persona.

Supongamos que no fue falta de imaginación y que en realidad no se pudo conseguir ningún video de este personaje: otra opción sería exhibir videos de nuestros valores locales egresados de la escuela de música de la UNISON, de los cuales algunos ya andan codeándose dentro de la élite operística mundial.

Otra utilización de las pantallas y que hubiera ayudado al gran público a enterarse de las distintas actividades culturales programadas para los cuatro días del Festival, es precisamente haber dado a conocer nombre, lugar, fecha y hora de cada presentación programada, documentada con un breve curriculum de los artistas participantes.

fest-pitic-01

El acceso se cerró aproximadamente a las 19:45 horas y la gente seguía llegando y comenzó a aglomerarse queriendo entrar sin conseguirlo; sin embargo, como a las 20:15 horas, salieron en fila india un grupo de aproximadamente unos 30 veinteañeros que, en perfecto orden, esperaron que les abrieran la puerta de salida y con disciplina militar salieron detrás del guía (¿les iría a pagar por haber apartado lugares para gente “VIP”?). El hecho es que después de este incidente dieron oportunidad de que entrara gente que permanecía firme a la espera y que se acomodó parada en donde pudo (con la misma incomodidad, pero más cerca).

En un periódico del viernes leí lo siguiente: “El único prietito en el arroz fue la presencia de algunos vivales que se fueron temprano a acaparar los mejores lugares, que luego querían vender, pero fueron denunciados y arrestados ahí mismo”. Me permito disentir de esta aseveración, porque en ningún momento vi que forzaran a nadie para salir y mucho menos que hubiera participado un solo policía para el supuesto desalojo; desde mi excelente mirador pude constatar lo señalado anteriormente; alguien los contrato para eso, es lo que deduzco.

Una última observación que hacerles a los organizadores es que cuando vayan a hacer la presentación de alguien de ese nivel que sea gratuito, difícilmente van a encontrar un local que alcance a albergar a toda la concurrencia, por lo mismo deber prepararse con la instalación de pantallas en lugares estratégicos y con una buena dotación de sillas plegadizas para hacer más cómoda la permanencia; pienso que con esto se reducirían bastante los enojos y la incomodidad de cientos de gentes frustradas por no poder presenciar a una distancia razonable el espectáculo.

fest-pitic-03

Y para entrar por fin en la reseña de la función de gala, empiezo por reconocer la formalidad y puntualidad de José Carreras, que no se hizo esperar como algunas “figurillas infladas” de palenque que se burlan de sus seguidores y los hacen esperar hasta horas.

El maestro saltó a escena en cuanto la orquesta formada por la camerata de Coahuila y la Orquesta Filarmónica de Sonora, bajo la conducción del barcelonés David Giménez en su calidad de director huésped, tocó los últimos acordes de “Farandola” de La arlesiana de George Bizet.

Desde la primera frase cantada mostró su gran calidad interpretativa y se brindó como si hubiera estado ante un público conocedor del bel canto. Sin embargo, lo que en lo personal me molestó fue la actitud fría e indiferente ante el público que abarrotaba el lugar, sin siquiera un breve “buenas noches” o intento de saludo empezó a brindar su magnífico recital, con su voz privilegiada y esa categoría que ha mostrado a lo largo de su ya legendaria carrera iniciada en 1970, en el lugar que lo vio nacer y su debut fue en el gran teatro de Liceu de Barcelona, interpretando las obras Nabucco y Lucrezia Borgia.

Y como si el tiempo no hubiera mermado el rendimiento de sus cuerdas vocales, nos deleitó con obras de grandes maestros como: Mario P. Costa, Edvard Grieg, Charles Gounod, leo Delibes, etc. Sin ser gran conocedor, me atrevo a calificar su actuación como de altura y calidad.

Hay que agradecerle que hubiera invitado a este concierto de gala a nuestra paisana, la soprano Elena Rivera (que se encuentra estudiando en Madrid para perfeccionar su técnica), ella es oriunda de esta capital y acarició nuestros oídos con su voz cristalina, con tres canciones como solista y dos más haciendo dúo con el maestro. Tuvo este también la deferencia de haber incluído en su repertorio la canción de Armando Manzanero “Contigo aprendí”, cantando además dos canciones de cortesía del músico y poeta Agustín Lara “Granada” y “Solamente una vez”, que fue con la que concluyó el concierto. Terminando su recital y haciendo caso omiso del público que le aplaudía entusiasta, hizo mutis, cometiendo la descortesía de ignorarnos, retirándose del escenario sin saludar, mucho menos agradecer nuestra asistencia y atención a su actuación.

¡Que alguien me explique el motivo de ese comportamiento! ¿Acaso no consideró digno el escenario que le montaron? ¿Se molestó por el modesto camerino que le asignaron? ¿Le parecimos poca cosa como público, acostumbrado a conformar su audiencia con damas elegantes ataviadas con carísimas joyas y caballeros de la alta sociedad vestidos con smoking? ¿A lo mejor le incomodó el clima?

En fin, cada quien de acuerdo a su percepción podrá opinar y especular si fueron razones económicas, malos entendidos, descortesías, alimentación insatisfactoria, malestar físico, etc. Mi personal punto de vista es que aquí y en China, en toda actividad humana, política, comercial, artística, etc. el político necesita el voto del pueblo, el comerciante no progresa si el consumidor no le compra y el artista por más talentoso que sea, no llega a ninguna parte si no tiene seguidores que lo vayan a ver y, por lo mismo, la fama y el dinero irán directamente proporcional, al mayor o menor número de público que pague por verlo.

Pero ya dije, es mi opinión… ¿Usted que opina?

 

 

 


– PUBLICIDAD –


 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

2 comentarios en "José Carreras: Crónica de un canto que hubiera sido plácido"

  • Se dice “cientos de personas” y no “cientos de gentes”

    Respuesta
  • Ni me di cuenta que no saludó… Tampoco los miles de asistentes lo saludamos..andamos mal todos.

    Respuesta

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Verified by MonsterInsights