La Perinola: ¿Dónde está la muerte?
Por: Álex Ramírez-Arballo
Dios nos ha hecho de polvo para andar en el mundo de un lado para otro, mecidos entre los vientos de este ir y venir al que hemos sido dulce y rabiosamente condenados. Pero somos más que ese barro remolido, somos algo más ligero e impalpable que las pompas de jabón o las llamas de una hoguera, somos conciencia, y la conciencia, a diferencia de esta carne viva que late y siente, no está condenada a la obsolescencia: nuestro destino es ser, y ser para siempre.
El algún momento de mi primera juventud, no sé bien en qué preciso instante me golpeó la verdad en la cabeza, y lo hizo con el ímpetu de un rayo o de un machete. Me sentí atravesado por una certeza sin fisuras: “la muerte no es el fin de todo esto”, me dije. Aquello fue una liberación y un fogonazo que mostró a mis pies un abismo sin fondo al que estaba a punto de caer. Desde ese momento escribo y vivo sin la premura de los perecederos: me aguarda un lago en calma, lo sé bien, un lago sin orillas bajo un sol radiante.
Sin embargo, la muerte de mi cuerpo, ineludible y misteriosa como es, no deja de ser un aguijón cotidiano. Me gustaría hacerme el desentendido cuando ella venga, o cerrar los ojos como lo hacia cuando de niño me tiraba desde alguna piedra junto al mar; como si esa negación infantil de lo evidente, enternecedora y comprensible, me valiera para escapar de la hora señalada. Un amigo filósofo me decía que la muerte nos aterra porque es un tránsito que habremos de realizar en absoluta soledad; es como si todo lo visto y lo vivido quedará atrás en un instante, y así, nosotros los recién muertos, los recién nacidos, nos abriéramos a la luz de esa perduración infinita que es volver a la tierra de la que hemos salido alguna vez.
Me anima la fe de volver a ver aquellos buenos viejos que se fueron antes que yo, verlos y hablarles, reírme con ellos, sentir nuevamente, después de todo este hermoso y doloroso teatro del mundo, que la felicidad es posible y que Dios, inmutable y dulcísimo, nos convoca a todos en su Reino.
La muerte, ya lo ves, no es sino un malentendido. Créeme.
Álex Ramírez-Arballo. Doctor en literaturas hispánicas. Profesor de lengua y literatura en la Penn State University. Escritor, mentor y conferenciante. Amante del documental y de todas las formas de la no ficción. Blogger, vlogger y podcaster.