Ludibria: La posible rebelión
Ramón I. Martínez
La nostalgia es un vampiro, como Mara es nombre de mujer-vampiro en las películas de Santo. Rebeldes al presente y a todo límite, y con hondas raíces en un pasado idílico (aunque no siempre hermoso) son 18 cuentos que integran las tres secciones que conforman De la Nostalgia y otros Vampiros, (México, Tintanueva-Instituto Sonorense de Cultura-Cultura Municipio de Cajeme, 2016) el cual es el más reciente libro de cuentos de la escritora, performancera, promotora cultural, tallerista, bailarina, actriz, artista multifacética y diva Mara Romero, con el cual ganó el Premio Nacional de Cuento Netzahualcóyotl en su edición 2015.
El primer tercio de cuentos (“A la orilla de la memoria”) inicia con un regocijante relato (valga la redundancia) de corte iniciático: El primer gran amor de una niña que pudo hacer su sueño realidad, esto es, conocer a quien le había alborotado las hormonas por primera vez, Santo, el Enmascarado de Plata, el luchador más popular dentro del pancracio nacional. Un cuento (“El Santo”) basado en una anécdota de la vida real, como casi todos los cuentos de este libro, según ha revelado la propia autora. Contundente y vital en su lenguaje, vivo y vivificante, que hilvana en ese pasado añorado con el segundo cuento de la serie, “La primera puta de mi vida”, el cual empieza con unas palabras que pueden ser netamente autobiográficas: “Siempre he tenido un corazón abierto para la siembra de sueños y de amigos”. Un sentimiento que muchos alguna vez hemos compartido, pero en el que muy pocos persisten. Como Mara. “La Marta no era la excepción, vivía a unas cuantas casas de la mía, y nunca olvido su bondad y su belleza”. Ya el poeta Sabines nos había incitado a canonizar a las putas, y sus palabras tienen vigencia.
La vivacidad de la escritura de la autora se mantiene a lo largo de todo el libro, con agilidad y economía del lenguaje. Un lenguaje que busca recuperar tiempos pasados, personajes y lugares del ayer, que venciendo las barreras del tiempo derrota al dolor por el retorno al pasado como una tierra prometida.
El segundo tercio de cuentos (“Melancolía”) mantiene una tónica donde los personajes femeninos destacan por su construcción precisa. Ante la variedad de nombres femeninos, destaca el tercer tercio de cuentos (“Lupe te habrías de llamar”), donde todos los protagónicos femeninos se llaman Guadalupe, acaso en un juego de espejos, ya que Lupe es el nombre de nacencia de la creativa Mara. En este sentido destaca que tal vez un tanto de la propia Mara se encuentra en otras tantas Lupes, sobre todo en el cuento “La Lupe, ahora sí, a secas”, donde nos encontramos con una buscadora de historias, con una narradora nata. Como la propia Mara.
*Ramón I. Martínez (Hermosillo, 1971) Maestro en Letras Mexicanas por la UNAM, profesor a nivel bachillerato en el Distrito Federal. Ha publicado Cuerpo breve (IPN-Fundación RAF, 2009). Cursa el doctorado en Humanidades en la UAM-Iztapalapa.