Ruta de ideas: Caminos paralelos
Por Magali Romano
Tuve la fortuna de heredar algunos libros de mi abuelo José, a quien no conocí porque murió meses antes de que yo naciera. La aventura que tengo siempre con ellos es indescriptible; la mayoría de filosofía, algunos de poesía francesa -en francés-, que supongo deben ser hermoso; algunos otros están en alemán que sinceramente no sé ni qué son. Lo mágico es que casi todos ellos guardan entre sus páginas recortes de la época: algunos son de principio de siglo 20, de revistas y periódicos. Sobre poetas, algún que otro artículo de filosofía y ciencia… Pero nada me ha impactado tanto como el recorte de un periódico norteamericano fechado en 1932 en el que anunciaba con un poco de cautela que Chadwick había descubierto el neutrón, una de las partículas fundamentales de la materia que se encuentra en el núcleo del átomo. Mi abuelo lo subrayó cuidadosamente e hizo anotaciones al margen; una decía: “hemos encontrado la razón de lo que somos…”
Supongo que eso fue una revolución mental dentro del círculo de los intelectuales que tenían acceso a la información porque a la gente del país, no nada más no le llegaba; uno, porque comenzaba a combatirse el analfabetismo, y dos, que como en estos tiempos también era prioridad el trabajo, la supervivencia, y eso no le daba de comer a los hijos.
En otro artículo que habla de bomba atómica, se explica cómo y por qué es liberada la energía y cómo se fragmenta. Nuevamente, mi abuelo sólo apuntó: “llegará el día en que la ciencia regirá el destino de todos”. Y ese es mi punto, ¿a dónde vamos con la ciencia?
Todos los días vemos publicados, cacaraqueados presumido nuevos descubrimientos en el área de la ciencia: medicina, física, antropología, química etc., pero tal pareciera que son mundos paralelos, el de los que lo descubren y pueden de alguna manera vivir o disfruta de eso, por lo general tratándose de la medicina son tratamientos muy caros inaccesibles al común de la gente; y, por otro lado, y el de nosotros, simples mortales que nos detenemos a medio entender de que hablan y seguir el ritmo de la vida mucho más lento que ellos.
De verdad es increíble que se diga que se invirtieron millones de dólares para descubrir algo que podría ayudar a algún tipo de enfermos, pero no se refleja en el seguro, ni en Camboya, Harlem ni Nicaragua; para qué nos sirve que 10 kilos de tal sustancia aplicadas diarias a un ratoncito sea la solución ´para la leucemia, si comprar genéricos es difícil para 50 millones de habitantes.
Así como los avances sobre el conocimiento, sobre la velocidad del sonido o la luz, en muchos hogares ni siquiera hay un foco que alumbre su pobreza. Es necesario que, de alguna forma, se unan la ciencia y adelantos tecnológicos a la vida real y humana, que aterrice en lo que es, y deje de ser sólo descubrimientos que a final de cuentas son inútiles a la mayoría que, dicho sea de paso, ahora es analfabeta funcional, ni la ciencia, ni la tecnología, ni los adelantos en la educación han cambiado el conocimiento en masa.
*Magali Romano es periodista cultural para radio y televisión. Trabaja en Telemax desde hace 19 años. Es titular del programa Cóctel desde hace 13 años.