Vasijas funerarias de la zona arqueológica de Trincheras en el Museo de Sonora
La muestra detalla la importancia del barro para la cultura que se asentó en el Cerro de Trincheras hace más de 700 años y la reinterpretación que le dan los jóvenes de hoy.
Hermosillo, Sonora, México 15 de marzo de 2017.- Vasijas funerarias pertenecientes a la cultura Trincheras, desarrollada en el Noroeste de México hace más de 700 años, se presentan por primera vez al público hermosillense en la exposición Nuestro barro: testigo y cómplice de la historia, en el Museo de Sonora – Antigua Penitenciaría, a inaugurarse el día 17 de marzo a las 17:00 horas.
La muestra cerámica fue obtenida durante los trabajos realizados entre 2008 y 2012, por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la Zona Arqueológica Cerro de Trincheras, en el municipio de Trincheras, Sonora.
En ese sitio -Cerro de Trincheras- se desarrolló una compleja sociedad sedentaria. Así lo corroboran las investigaciones arqueológicas que identifican una avanzada organización en la planeación arquitectónica del asentamiento, con áreas para habitación, talleres y espacios ceremoniales, además de varios cementerios y al menos un espacio donde llevaron a cabo la práctica funeraria de cremar a sus muertos.
El proceso de restauración de las urnas funerarias recuperadas del cementerio inició en 2012. En esta exposición se presentan cinco de las primeras vasijas restauradas, que a la fecha suman más de veinte, las últimas intervenidas bajo la dirección de la restauradora Teresita de Jesús López, de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural Del INAH. El discurso de la exhibición destaca la importancia del manejo de la arcilla entre las sociedades prehispánicas, enfatizando su uso funerario; asimismo, presenta la reinterpretación que dan a este material los jóvenes de la comunidad de Trincheras, donde se encuentra el sitio prehispánico.
Elisa Villalpando, arqueóloga del Centro INAH Sonora, quien estudia la zona desde 1991 y es curadora de la muestra, señaló que “el barro en la Tradición Trincheras, como en todas las sociedades del pasado y las comunidades actuales, tiene un papel relevante no sólo para elaborar contenedores de alimentos, sino para conservar semillas, cocinar y de manera especial para transportar agua; en el caso de Cerro de Trincheras, desde las partes bajas –donde antiguamente se formaba una laguna- hasta las unidades habitacionales, ubicadas en las laderas del cerro”.
“En la tradición Trincheras, además de enterrar a sus muertos, algunos miembros de la comunidad que fallecían eran cremados en piras funerarias, luego se recolectaban las cenizas y huesos quemados y se depositaban en urnas para trasladarlas posteriormente a un cementerio; ahí se acomodaban a veces unas encima de otras, en un acto de sacralización del espacio”, detalló la investigadora.
Análisis recientes indican que las vasijas funerarias fueron usadas como contenedores dentro de otras actividades de carácter doméstico, antes de dedicarlas para depositar en ellas las cenizas, explicó Elisa Villalpando.
La cerámica, destacó, es un marcador de identidad y de intercambio, ya que algunas de las vasijas provienen de otras tradiciones del Noroeste de México, así lo evidencia la presencia de vasijas de la Tradición Casas Grandes, cultura desarrollada en Chihuahua, en los contextos funerarios del área de cremaciones de Cerro de Trincheras.
Algunas urnas funerarias de la Tradición Trincheras se modelaron con forma de calabaza y otros tienen el cuello más grande que el cuerpo del recipiente. Prácticamente ninguna está pintada y algunas son de grandes dimensiones; en cambio las piezas de Casas Grandes, muestran elaborados diseños en colores rojo y crema, con líneas negras.
Los grupos humanos del desierto de Sonora produjeron las primeras vasijas cerámicas hace 2,300 años, durante el periodo Agricultura Temprana. Formaban contenedores mediante la aplicación sucesiva de rollos de arcilla, colocados uno sobre otro hasta alcanzar la altura deseada. Posteriormente adelgazaban y alisaban las paredes de las piezas, por lo que el enrollado no siempre es perceptible. Para trabajar las arcillas había que agregarles arena extraída de arroyos, lo que ha permitido a los investigadores conocer qué tan cerca o lejos de las aldeas se llevaba a cabo la recolección de las materias primas.
Entre los objetos arqueológicos que el público tendrá la oportunidad de disfrutar en la exposición, se destacan cuatro vasijas de la tradición Trincheras y una de la cultura Casas Grandes. Se exponen también obras creadas por el C. Rogelio León y algunas de las elaboradas en el taller que impartió en 2013 a los entonces estudiantes de la Telesecundaria 191-J de Trincheras.
La exposición estará abierta a partir del 17 de marzo, de martes a sábado de 10:00 a 18:00 horas, con permanencia hasta el 18 de mayo en las Salas Temporales del Museo de Sonora- Antigua Penitenciaría (Jesús García final, Col. La Matanza, Hermosillo, Sonora).