viernes, noviembre 22, 2024
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La Perinola: No estamos compitiendo, estamos viviendo

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Por Álex Ramírez-Arballo
Esta semana participé en una discusión muy rica con algunos colegas en torno a un concepto que a pesar de ser más próximo al mundo de la empresa, ha sido apropiado por la universidad y particularmente por el área en que me desempeño, que es el de las humanidades. No les voy a mentir, mi postura fue la más radical de todas y creo que provocó cierta división, lo que es bueno, porque nos permitió contrastar ideas y experiencias, que para eso estábamos ahí. Estoy hablando de la competitividad, concepto que ha sido entendido como el santo grial de nuestro tiempo y que consiste en la creencia de que el mundo es de los fuertes y que, por tanto, todos debemos estar sometidos a una evaluación constante; se supone que debemos probar una y otra vez nuestros talentos, capacidades, compromisos y sacrificio. Lo que yo proponía es una relativización del término, porque me cuesta mucho creer que nuestro destino sea la lucha; no creo bajo ninguna circunstancia que hemos venido al mundo para correr en una banda sinfín en la que luchamos con otros miserables.

Somos seres de acción y por lo tanto buscamos construir cosas, hacer cosas, cumplir metas; pero, por otra parte, que no se nos olvide, somos también seres de disfrute: cuando nos echamos en una hamaca a leer una novela que nos gusta, cuando comemos aquello que nos fascina o cuando besamos a la persona que amamos, ¿en qué estamos compitiendo? Yo creo que en nada, porque se trata de actividades gratuitas, de puro goce, que no por serlo deben considerarse pérdida de tiempo, porque, insisto, no somos engranes de una maquinaria económica sino seres que sienten y se emocionan.

No hemos nacido para prorrogar la vida porque la vida es aquí y ahora mismo, en este preciso instante en el que estoy escribiendo estas cosas. La tragedia del dogma de la competencia es que muchas, muchísimas personas se están perdiendo de los más valioso e insustituible que los seres humanos tenemos: el tiempo. Renuncian a la realidad y se mudan  a vivir en un mundo de ridículas fantasías, así de trágico es todo esto.

 

 

Álex Ramírez-Arballo. Doctor en literaturas hispánicas. Profesor de lengua y literatura en la Penn State University. Escritor, mentor y conferenciante. Amante del documental y de todas las formas de la no ficción. Blogger, vlogger y podcaster. www.alexramirezblog.com


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