viernes, noviembre 22, 2024
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Imágenes urbanas: Se parecía al jefe

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Por José Luis Barragán Martínez
José Luis Barragán
La noticia corrió como reguero de pólvora en aquella oficina de gobierno: “¡Ismael se parece al jefe, Ismael se parece al nuevo jefe, ya la hizo!”.

Y así fue como aquel rincón donde Ismael se desempeñaba se convirtió en el lugar de moda, visitado por todos sus compañeros, hasta Itati, la más hermosa de las secretarias y que jamás se había dignado voltear a verlo fue y lo saludó regalándole la más hermosa y fresca de sus sonrisas.

Con 25 años en el servicio público, Ismael esperaba con ansia la jubilación; a veces solo para molestarlo alguien con mala sangre le decía: -¡Eres como un árbol, parte del paisaje!-,  a lo que entre broma y no, contestaba -Pero cuando me vaya se darán cuenta que este árbol daba sombra-.

Las características físicas del nuevo jefe no eran del todo agraciadas: Alto, flaco y encorbado, con gran calva rodeada de pelo blanco y negro “azorrillado”, larga nariz aguileña, lentes con aumento de fondo de botella y una sonrisa que aunque trataba de ser simpática inevitablemente resultaba macabrona.

Al principio Ismael pensó que por fin había tenido un golpe de suerte, pero con el tiempo el jefe la agarró en contra de él, reprendiéndolo por todo y por nada, en ocasiones hasta tuvieron que intervenir los del sindicato para arreglar las diferencias.

Cuando los días de quincena y que asistía a alguna carne asada, ya entonado con las ambarinas se quejaba con los amigos: -Yo que pensé que por parecerme a él me iba a ir muy bien y hasta me ayudaría a jubilarme con mejor sueldo-. Alguien le dijo lo que parecía ser la gran verdad: -Pues a lo mejor por eso no te quiere, porque cada vez que te ve le recuerdas su triste figura-.

Fueron tres años de estrés, nerviosismo, de llegar de puntitas a la oficina, de hablar lo menos posible, de no moverse de su rincón para no dar pie a ninguna molestia.

Por fin la gran noticia: -¡El jefe será removido!-. Ismael no cabía de felicidad.

Luego la decepción cuando el nuevo jefe lo llamó y con el rostro de reclamo le dijo: -Usted y el anterior titular debieron ser grandes amigos ya que se parecían como una gota de agua a otra, por eso y como yo quiero gente de lealtad probada lo voy a poner a disposición de Recursos Humanos, espero que comprenda, ya alguien lo dijo: antes como antes y ahora como ahora-.

 

 

*Por José Luis Barragán Martínez, colaborador


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