Ruta de ideas: No eres tu, soy yo
Por Magali Romano
Tengo un poco de nostalgia por las primeras fiestas del Pitic; aquellas modestas no tan pretenciosas, que daban la oportunidad de ver y escuchar a artistas (de Arte) que difícilmente podríamos ver en Sonora: Astrid Haadad; Eugenia León, Mono Blanco, Betsy Pecanins así como expresiones de danza (grupos étnicos de otras partes que mostraban sus danzas) artes visuales etc.
Surgieron como fiestas, sí, para celebrar a la ciudad de Hermosillo, por tanto, se buscaba un tono festivo y familiar para convivir sanamente. Algunos de los conciertos se llevaban a cabo en el estacionamiento del Colegio de Sonora, otros así como platicaba una actriz y productora hace unos días: “Actuábamos debajo de los árboles de la plaza Zaragoza. Había ingenuidad y asombro tanto por parte de los organizadores, como en la del público mismo que hoy en día, barajea los eventos: Este sí, este no, este ya lo vi…
Poco a poco fueron creciendo, desbordándose en derroches, en escenarios, en números, presupuestos, metas por cumplir.
Hoy el festival del Pitic, cumple quince años, mismo que es un gran escenario al gusto de todos, con carácter más bien de divertimento en donde la complacencia deja contentos a los más, aunque siempre hay cosas muy interesantes novedosas que dejan un buen sabor de boca; pero sobre todo, se agradece el que los artistas Hermosillenses tengan foros de primera para mostrar su trabajo de forma digna, como debe de ser.
No es privativo de Sonora, lo mismo pasa con los demás festivales a nivel nacional, a veces parece que rellenan con los de casa, y se le da mas importancia a lo de fuera y está bien, por eso somos malinchistas hasta con nosotros mismos. Claro que hay sus honrosas excepciones como El festival Kino por ejemplo que no ha perdido la vocación de ser un punto de reunión para interesantes conferencias y exposición de ideas e investigaciones, presentaciones de libros etc. aderezadas con artistas sonorenses y de otras partes, con un olor a la ingenuidad de las Fiestas del Pitic que comentaba al principio.
Curiosamente cuando me pongo “purista” con respecto a la programación de este y otros festivales, saltan voces contrarias de alegría, ante la posibilidad de ver a este o aquel espectáculo, que, a lo mejor, a mí podría serme “sin embargo” o fuera de lugar, pero que evidentemente hay público para todo.
No se entonces, cual es la idea central de los festivales culturales en nuestro país, por ejemplo, del cervantino que tiene fama mundial, y del que también se escuchan de este cosas como: “uy no, ahí se toma el triple”, “en el Cervantino se presentó Julión”, “También hay artistas poperos y comerciales porque te quejas de los de aquí si en el Cervantino también lo pusieron”? entonces guardo silencio y trato de convencerme de que la que está mal soy yo que a lo mejor quiero festivales como el de música de Morelia o el de la Ciudad de México.
No se si para crear públicos se deba recurrir a lo conocido, es, para mi humilde opinión, como poner a leer el mismo libro de cuentos a la misma persona una y otra vez, mismo que se sabe, de memoria, lo que obviamente impediría su crecimiento intelectual a través de la lectura. O tal vez no se le tiene confianza a ese público, y no se le cree capaz de disfrutar y aceptar algo distinto. Un festival es una muestra de algo en específico, los tutifruti parecen ser del gusto de todos y la tendencia nacional, ahí está de muestra el festival cultural de la Universidad de Sinaloa, en donde dejaron afuera cualquier manifestación artística, y así como dijo el canta autor, Sergio Felix del dueto Mexicanto en su cuenta de facebook sobre la programación de ese festival: “Dónde quedó la danza, el teatro, las exposiciones, la orquesta sinfónica…en fin, la cultura? Le pregunto al responsable de la organización de este festival de la universidad de Sinaloa”.
Hacia donde van los festivales culturales digo yo?
*Magali Romano es periodista cultural para radio y televisión. Trabaja en Telemax desde hace 19 años. Es titular del programa Cóctel desde hace 13 años.
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