viernes, noviembre 22, 2024
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Mamborock: Teatro Breve en su tercera edición

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Por Carlos Sánchez
Se suman voluntades: el deseo de hacer y decir. Se levanta la mano, se toma la palabra, se solicita, se convoca. Se acuerda y se ejerce.

Y están allí los que hacen comunidad y afanan en la organización. En la tercera edición de Teatro Breve. Son ellos: dramaturgos, directores, actores. Todos de identidad sonorense. Con la inclusión del morelense Alejandro Román como dramaturgo para esta reciente edición.

Se dice fácil tercera llamada. Los espectadores abren sus ojos, sus sentidos. Ante la intimidad que es el escenario en Kiosko del Arte. Por el precio de una, observan tres. Las más disímbolas propuestas. O las que por azar imbrican en cierto momento del parlamento.

Regularmente los montajes cuentan con la frescura que es premura. El tiempo que se viene encima. Pero el objetivo es mostrar y se logra. El diálogo de los personajes que emanan desde el pensamiento de los escritores. El talento y vocación de los actores y actrices que disponen su entereza para con el director o directora.

Antes de tercera llamada, la que se dice fácil, está el trajín, el ir y venir, la ardua tarea de alinear el universo para que los recursos, todos, estén dispuestos y cabales. ¿Hay agua en los camerinos?

Con puntual decoro las ideas confluyen, se impregnan ante el espectador. Experimentados y nóveles, aficionados y profesionales. El teatro como un punto de encuentro donde la premisa es provocar encuentros. Conclusiones.

Hoy toca la oportunidad para seis obras donde actúan catorce actores. Seis directores que afinan sus miradas y conducen el barco hacia a donde la brújula de las ideas les indica.




Los dramaturgos: Carlos Padilla, Roberto Corella, Josué Barrera, Tadeo Vargas, Alejandro Román (invitado especial y oriundo de la Ciudad de México), y Carlos Sánchez.

Los directores: Rafael Evans, Hugo Sosa, Jorge Luis García, Misuki Takaya, Luis Daniel Soberanes y el director de cine y ahora director de escena, Jorge Yahir Leyva.

En la obra que dirige Rafael Evans, Entrevista con el poeta (de Carlos Sánchez), la mirada se asoma vanguardista, libre y a paso seguro. Con rigor. Rafael pone en los actores el corazón. Los deja ir como esa cuerda que tira del anzuelo y el pez. Hay alegría, tragos, recuerdos. El drama que se dice a ritmo de juego en el salón de clase, o bien en el interior de una máquina de escribir que lentamente desenvuelve los sacrilegios del ayer.

En su sinopsis, Evans subraya: La palabra impresa como una lanza que se vuelve en contra del amor que se escribe. La condena social para con el que ama a alguien de su mismo sexo.

Son los dardos que el espectador se capea entre uno y otro diálogo, mientras la obra nos llama a cuentas en el recuerdo. Porque un espejo es también la escena. Lo que acontece allí puede que coincida con nuestra historia de vida.

Aquí actúan Aranza Kawaminami, Hugo Ceja, Daniel Iván Campos, Juan Estrada.

Tazas francesas, de Carlos Padilla, bajo la dirección de Hugo Sosa, brinda la oportunidad a las actrices Laura Hurtado y Emma Sotelo, de acudir de nueva cuenta al oficio. Es entonces que a través de ellas nos enteramos de la cotidianidad dicha ante el pretexto del deceso, con afilada ironía, en el duelo subyace la felicidad por los días de libertad que están por venir.

Cita de la sinopsis: Tazas francesas y rompope muestra sin recato una realidad más allá de los parámetros generacionales, llevando al espectador a una situación constante a su alrededor a tal punto de llegar a pensar en: ¿es la muerte en sí el tema de mayor importancia en nuestro entorno?

La habilidad para resolver, con los más mínimos recursos, ocurre en Ira, de Roberto Corella, bajo la dirección de Jorge Luis García, El Wichi. Un ring sugiere obviamente el enfrentamiento, metáfora puntual de dos seres que se aman a puntapiés bajo la mesa.

A través del canto el drama se minimiza. La crueldad de los años como reseña de la conversión que sufre una pareja al paso de éstos. Cantar como un recurso para narrar, la sugerencia de aquellos duelos de antaño, los que nunca perderán vigencia.

Un matrimonio (Diana Val y Dionicio Castro) se debate entre la lucha violenta al interior de sus mentes y la contenida diplomacia en la realidad de sus vidas cotidianas. Dos universos que constantemente están a punto de colisionar.

Estas tres obras antes descritas se presentaron el viernes 1 de septiembre, a manera de estreno, estas tres obras se estarán presentando los viernes restantes del mes que corre.

Ya en noche de sábado, segundo día de jornada de Teatro Breve, el telón se abrió con Rumbo a la marcha, de Josué Barrera y bajo la dirección de Misuki Takaya, con las actuaciones de Alejandra Abascal y Ricardo Gálvez.

En el interior del camión urbano sucede el encuentro. Dos chavos que se dirigen a una marcha como punto de coincidencia. Protestar es la consigna. ¿Realmente es la ideología la que hace que estas personas se dirijan a la protesta?

Las preguntas para el espectador emergen sobre la marcha. El tono lúdico y las actuaciones también lúdicas.

Dice el programa de mano, sobre esta obra, Este encuentro los llevará (a los personajes), a compartir su visión sobre las exigencias de la sociedad civil en los últimos años y la manera en que conciben los jóvenes de esta generación las protestas actuales.

El placer de sentirse vivo o las inimaginables formas de ser feliz en el fin del mundo es del escritor Tadeo Vargas. Dirige Luis Daniel Soberanes; actúan Sarahí Levi y Jacinto Carrasco.

Leer cartas ajenas es un placer. La información de los otros, la curiosidad que urge a la intromisión. Leer en voz alta, compartir el contenido. Hay baile como un recuerdo, música y alegría. El tiempo en regresión. El futuro que acontece en el escenario. Los personajes viven años después del presente.

2045, año en que la humanidad está casi extinta a causa de una pandemia. Antonio es un trabajador del servicio postal que se rehúsa a dejar lo que más le apasiona, en parte por querer sentirse vivo y en parte por querer seguir al lado de su compañera Minerva.

Apropósito de la hiel y chocolates, de Alejandro Román, bajo la dirección Jorge Yahir Leyva. Es la obra como colofón de la jornada. Con tres actrices en escena: Alejandra Abascal, Amy Cibrián y Diana López.

Una chica busca perdón en el consultorio de un psicomago, afuera los manifestantes han tomado la ciudad. La chica, la recepcionista, la ira como combustible.

Y si la ciudad es un estruendo ante las inconformidades, acá, en Teatro Breve, se abre la posibilidad de apagar los temas de moda en los medios, en las redes sociales, para encender las otras realidades que se dicen a través del arte que es el teatro.

Un sorbo de rompope, un chocolate como estímulo a la emoción. Quizá una entrevista interior, con uno mismo. Dirigirnos en camión y exponer los temas que nos incomodan. La ira y el placer de sentirse vivo, ante la posibilidad de contemplar. Esto es lo que se ofrece viernes y sábados de septiembre. En el Kiosco del Arte, a las ocho de la noche.




 

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