La Perinola: El arte de saber darnos
Por Álex Ramírez-Arballo
Nunca he tenido conflicto con la navidad, ni creo que en el futuro vaya a tenerlos. De esa época no guardo sino bellísimos recuerdos de infancia y esto, sin que me permita el lujo inútil de la nostalgia, me hace muy feliz incluso hoy, a mis cuarenta y uno. Aun más, con la llegada de los hijos la navidad se ha vuelto un festival de alegría y risas que no terminan nunca. En mi casa no hacemos grandes fiestas, ni despilfarramos dinero en frivolidades. Hacemos algo mejor: nos recordamos los unos a los otros, con la acción y la presencia, que el estar juntos no es una pesada obligación sino un privilegio.
Creo que la navidad viene a recordarnos esto: la gratuidad del amor. Más allá de los mil ruidos del consumismo, que ya he abordado en años anteriores, esta celebración cristiana nos habla del deber humano de hermanarnos con los demás para trabajar por una vida mejor. No es una utopía y hoy más que nunca resulta auténticamente revolucionario: el amor nos dice, entre otras cosas, que no hemos nacido para la competencia. Basta asumir este principio solidario para que el mundo y nuestro mundo cambien para bien.
Creo que más allá de su carácter religioso la navidad es una celebración existencial: la celebración de lo eterno que encarna. En este sentido todos deberíamos sentirnos privilegiados por estar aquí, por haber tenido la bendita ocasión de habitar un cuerpo y ser una conciencia, de abrir los sentidos a la vida y reconocer un milagro a la vuelta de cada esquina. No olvides nunca, pase lo que pase, que un día que despunta es la mejor de las noticias.
Existimos para amar, es decir, para actuar y luchar, para buscar un sentido particular para nuestros pasos. La vida es una jornada de aprendizaje perpetuo en la que nos dirigimos hacia el santuario más sagrado de todos, que somos nosotros mismos. Somos peregrinos en una jornada rodeada de misterio y dolor, de magia y de abandono. Esto es la vida y sería bueno recordar en estas fechas que sólo puede ser inmortal aquel que está dispuesto a nacer de nuevo.
Si esto no es el mensaje cristiano, yo no sé entonces que pueda serlo. Feliz navidad a todos. Celebremos en paz y armonía sin olvidarnos, ni hoy ni nunca, de los más débiles.
Álex Ramírez-Arballo. Doctor en literaturas hispánicas. Profesor de lengua y literatura en la Penn State University. Escritor, mentor y conferenciante. Amante del documental y de todas las formas de la no ficción. Blogger, vlogger y podcaster. www.alexramirezblog.com