Espejo desenterrado: Sinceridad esta Navidad
Por Karla Valenzuela
Dicen que la Navidad es de los niños, que estas fiestas se van haciendo más frías entre menos niños haya en casa y que la unión familiar en esos días se acaba una vez que hay menos gente en el hogar que cree en Santoclós. En parte es cierto.
Algo cambia cuando terminan las ilusiones, peto no en Santoclós, sino en nuestra vida, en nuestra rutina diaria. Y es que de nada sirve reunirse y pretender paz y amor uno o dos días al año mientras que en todo el año dejamos de hablar con nuestros familiares o amigos o –peor aún- pasamos doce meses criticando, vociferando, viendo la paja en el ojo ajeno y no la viga de nosotros mismos. De nada sirve hablar en redes sociales de una verdadera reconciliación con los nuestros, de una vida linda y verdaderamente digna, si al voltear a ver a nuestro hogar está deshecho, en ruinas, desquebrajado de techo a piso, como lo está probablemente el alma misma de esa gente.
Yo, para hacer honor a la verdad, detesto la hipocresía y desdeño a todo aquel que descubro siendo una persona afuera de su casa y otra totalmente – y a ves hasta mostruosamente- distinta dentro.
Así que creo que con respecto a la Navidad de nuestra niñez, estos días sí cambian: uno tiene más capacidad de elección de con quién quiere o no compartir una vida y los bellos momentos que esta otorga. En estos días, ya de adulto, por ejemplo, uno puede darse cuenta de que la familia se va formando con los padres, los hermanos, los hijos y la pareja, hasta con los mejores amigos que –enhorabuena- se pueden convertir en entrañables hermanos a lo largo de nuestra existencia, tanto que podemos dejar a un lado a cualquiera que pretenda hacer del amor de estas fechas una falacia, e ignorar cualquier dejo de amargura que pudiera mermar nuestra felicidad.
Por eso, estimados lectores, soy categórica en decir que para mí esta Navidad, como tantas otras, sí habrá Santoclós y sí será una feliz Navidad, llena de sonrisas reales, de alegría fidedigna, de familia enteramente sincera. Y lo mismo les deseo a ustedes: a quien me lee, a la gente que quiero y que es honesta y entregada conmigo y con los míos, una Navidad plena para ustedes eternamente.
*Karla Valenzuela es escritora y periodista. Es Licenciada en Letras Hispánicas y se ha especializado en Literatura Hispanoamericana. Actualmente, se dedica también a proyectos publicitarios.