Teatro Breve: una dulce tormenta a punto de comenzar
Por Carlos Sánchez
Urdir. Reflexionar sobre el entramado: cada uno de los pasos que se requieren para avanzar.
Como la construcción de una balsa donde se pretende lograr armonía en el movimiento de las olas. Navegar.
Saber que ya la dramaturgia espera por la mirada inquieta de esas y esos directores que mueven desde la entraña a sus actores. Los que eligen por camaradería, por sus habilidades, por la capacidad de compromiso.
Planear. Convivir las ideas. Mirar el horizonte del tiempo y concluir las fechas, los horarios, el espacio.
El espacio es ya habitual, luego del rescate, de la transformación de ese escenario que se ha vuelto referencia de arte, su manifestación.
Es el Kiosco, el del parque, la esquina de esa colonia emblemática de la ciudad, allí donde los árboles son comparsa también de la armonía como locación.
Entonces ocurre un día la música, al siguiente la obra plástica. Luego viene el acontecimiento tan esperado: Teatro Breve. Diversas voces que construyen diálogos. Diversos temas que se exponen a la mano, casi para tocar a los actores, desde la vitalidad contumaz que significa el espectador.
Hay clínicas, talleres. El deseo más implacable de compartir la pasión que es vocación. Porque me importa el otro. Porque si algo conmueve en mi interior por lo que digo y veo, el arte por antonomasia, quizá conmueva el interior de ellos, los que miran, los que comentan luego de analizar las diferentes propuestas.
Esto es Teatro Breve, la posibilidad de un instante, o muchos instantes, para enclavarlos en la memoria. Atino de elegir el fragmento del tsunami que es la vida visto por los dramaturgos, puesto por los directores, encarnado en los actores, actrices.
Ya son cuatro las rondas. El convocar y decir presente. Ya la cuarta ocasión en el que el Kiosco transpira mansedumbre, coincidencia y disidencia en los protagonistas. Pero desde el puerto como programa se avecina, otra vez, una dulce tormenta a punto de comenzar.
A la voz de tercera llamada iniciamos la edición número cuatro. Apreciable espectador, tome asiento, suelte las obsesiones que le hostigan el pensamiento. Dese el tiempo necesario para ver lo que ocurre en escena, quizá al despertar y atravesar la puerta hacia la vida otra vez, usted se encuentre siendo otra persona.
Esto es Teatro Breve. La más urgente necesidad de compartir las ideas a través del cuerpo, la estética de la luz, del movimiento, la voz que es estridencia febril en cada uno de los parlamentos. Porque desde aquí también se dice lo que se ama.
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